viernes, 5 de noviembre de 2010

Lectura del día

Primera Lectura

Lectura de la carta del apóstol

san Pablo a los filipenses

(3, 17—4, 1)

Hermanos: Sean todos ustedes imitadores míos y observen la conducta de aquellos que viven el ejemplo que les he dado a ustedes. Porque, como muchas veces se lo he dicho a ustedes, y ahora se lo repito llorando, hay muchos que viven como enemigos de la cruz de Cristo.

Esos tales acabarán en la perdición, porque su dios es el vientre, se enorgullecen de lo que deberían avergonzarse y sólo piensan en cosas de la tierra.

Nosotros, en cambio, somos ciudadanos del cielo, de donde esperamos que venga nuestro salvador, Jesucristo. El transformará nuestro cuerpo miserable en un cuerpo glorioso, semejante al suyo, en virtud del poder que tiene para someter a su dominio todas las cosas.

Hermanos míos, a quienes tanto quiero y extraño: ustedes, hermanos míos amadísimos, que son mi alegría y mi corona, manténganse fieles al Señor.

Palabra de Dios.

Te alabamos Señor.

Salmo Responsorial Salmo 121

Vayamos con alegría

al encuentro del Señor.

¡Qué alegría sentí cuando me dijeron: “Vayamos a la casa del Señor”! Y hoy estamos aquí, Jerusalén, jubilosos, delante de tus puertas.

Vayamos con alegría

al encuentro del Señor.

A ti, Jerusalén, suben las tribus, las tribus del Señor, según lo que a Israel se le ha ordenado,para alabar el nombre del Señor.

Vayamos con alegría

al encuentro del Señor.

Evangelio

Lectura del santo Evangelio

según san Lucas (16, 1-8)

Gloria a ti, Señor.

En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: “Había una vez un hombre rico que tenía un administrador, el cual fue acusado ante él de haberle malgastado sus bienes. Lo llamó y le dijo: ‘¿Es cierto lo que me han dicho de ti? Dame cuenta de tu trabajo, porque en adelante ya no serás administrador’.

Entonces el administrador se puso a pensar: ‘¿Qué voy a hacer ahora que me quitan el trabajo? No tengo fuerzas para trabajar la tierra y me da vergüenza pedir limosna. Ya lo que voy a hacer, para tener a alguien que me reciba en su casa, cuando me despidan’.Entonces fue llamando uno por uno a los deudores de su amo.

Al primero le preguntó:

‘¿Cuánto le debes a mi amo?’ El hombre respondió: ‘Cien barriles de aceite’. El administrador le dijo: ‘Toma tu recibo, date prisa y haz otro por cincuenta’.

Luego preguntó al siguiente:

‘Y , ¿cuánto debes?’ Este respondió: ‘Cien sacos de trigo’. El administrador le dijo: ‘Toma tu recibo y haz otro por ochenta’.

El amo tuvo que reconocer que su mal administrador había procedido con habilidad. Pues los que pertenecen a este mundo son más hábiles en sus negocios que los que pertenecen a la luz”.

Palabra del Señor.

Gloria a ti, Señor Jesús.

Reflexión

El evangelio del día de hoy es un llamado a la creatividad y la sagacidad para construir en nuestras comunidades cristianas el reino de Dios propuesto por Jesús. La parábola no se centra tanto en las artimañas del administrador sino en la capacidad que tuvo para prever el futuro que debía enfrentar; arregla con los deudores de su señor las cuentas con el fin de que por lo menos en el tiempo de la crisis lo acojan en su casa. Creatividad y sagacidad son actitudes necesarias en todo creyente (hijos de la luz), pues de ello depende que cale y actúe el reino en medio de la sociedad; no podemos ser creyentes ingenuos ni dormidos, que nos acomodamos a la dinámica de un mundo consumista y de muerte que poco aporta a la dignificación de la persona humana, debemos estar atentos, vigilantes, interpretando el paso de Dios y de su esperanza en el mundo, denunciando la acción del mal y proclamando la promesa de Dios: la vida. Es urgente que en nuestras comunidades leamos la realidad del mundo a la luz de los valores del Evangelio, viviendo activamente en el presente la fraternidad, el servicio, el amor como signos visibles de ese futuro prometido.

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