sábado, 31 de julio de 2010

Lectura del dia

Primera Lectura
Lectura del libro del profeta
Jeremías (26, 11-16. 24)

En aquellos días, los sacerdotes y los profetas dijeron a los jefes y al pueblo: “Ese hombre, Jeremías, merece la muerte, porque ha profetizado contra esta ciudad, como ustedes mismos lo han oído”.

Pero Jeremías les dijo a los jefes y al pueblo: “El Señor me ha enviado a profetizar todo lo que han oído contra este templo y esta ciudad. Pues bien, corrijan su conducta y sus obras, escuchen la voz del Señor, su Dios, y el Señor se retractará de la amenaza que ha pronunciado contra ustedes.

Por mi parte, yo estoy en manos de ustedes: hagan de mí lo que les parezca justo y conveniente. Pero sépanlo bien: si me matan, ustedes, la ciudad y sus habitantes serán responsables de la muerte de un inocente, porque es cierto que el Señor me ha enviado a ustedes para anunciarles todas estas cosas”.

Los jefes y todo el pueblo dijeron a los sacerdotes y a los profetas: “Este hombre no merece sentencia de muerte, porque nos ha hablado en nombre del Señor, nuestro Dios”. Entonces Ajicam, hijo de Safán, defendió a Jeremías, para que no fuera entregado en manos del pueblo y lo mataran.

Palabra de Dios.
Te alabamos, Señor.

Salmo Responsorial Salmo 68
Defiéndeme y ayúdame,
Dios mío.

Sácame de este cieno, no vaya a ser que me hunda; ponme a salvo, Señor, de los que me odian y de estas aguas tan profundas.

Defiéndeme y ayúdame,
Dios mío.

No dejes que me arrastre la corriente y que me trague el remolino; no dejes que se cierre sobre mí la boca del abismo.

Defiéndeme y ayúdame,
Dios mío.


Mírame enfermo y afligido; defiéndeme y ayúdame, Dios mío. En mi cantar exaltaré tu nombre, proclamaré tu gloria, agradecido.

Defiéndeme y ayúdame,
Dios mío.


Se alegrarán al verlo los que sufren; quienes buscan a Dios tendrán más ánimo, porque el Señor jamás desoye al pobre, ni olvida al que se encuentra encadenado.

Defiéndeme y ayúdame,
Dios mío.

Evangelio
† Lectura del santo Evangelio
según san Mateo (14, 1-12)
Gloria a ti, Señor.


En aquel tiempo, el rey Herodes oyó lo que contaban de Jesús y les dijo a sus cortesanos: “Es Juan el Bautista, que ha resucitado de entre los muertos y por eso actúan en él fuerzas milagrosas”.

Herodes había apresado a Juan y lo había encadenado en la cárcel por causa de Herodías, la mujer de su hermano Filipo, pues Juan le decía a Herodes que no le estaba permitido tenerla por mujer. Y aunque quería quitarle la vida, le tenía miedo a la gente, porque creían que Juan era un profeta.

Pero llegó el cumpleaños de Herodes, y la hija de Herodías bailó delante de todos y le gustó tanto a Herodes, que juró darle lo que le pidiera. Ella, aconsejada por su madre, le dijo: “Dame, sobre esta bandeja, la cabeza de Juan el Bautista”.

El rey se entristeció, pero a causa de su juramento y por no quedar mal con los invitados, ordenó que se la dieran; y entonces mandó degollar a Juan en la cárcel.

Trajeron, pues, la cabeza en una bandeja, se la entregaron a la joven y ella se la llevó a su madre.

Después vinieron los discípulos de Juan, recogieron el cuerpo, lo sepultaron, y luego fueron a avisarle a Jesús.

Palabra del Señor.
Gloria a ti, Señor Jesús.

Reflexión

El herodes al que se menciona en este pasaje, es Herodes Antipas, hijo de Herodes el grande. Tenía el titulo de tetrarca de Galilea y Perea, donde ejercía su gobierno bajo un estricto control de Roma. Juan Bautista estaba abiertamente contra el actuar de Herodes, era tal la irritación que la predicación del Bautista causaba, que no tardó en arrestarlo. Es que Juan denunciaba la relación que mantenía con Herodías, esposa de su hermano Felipe, con el fin de apoderarse de todo el territorio. Juan criticaba el adulterio y la desmedida ambición de Herodes.

El evangelista Mateo al ubicar el relato, en este momento tiene la función de anunciar el destino trágico que aguardaba a Jesús, se subraya la intima relación que existe entre el Mesías y su precursor. La muerte de Juan prefigura la de Jesús. Juan aparece como el profeta asesinado por los poderosos de su pueblo y su muerte pone de manifiesto la actitud hostil de Israel hacia Jesús. Esta vinculación entre el destino de Juan y el de Jesús es mas clara en el evangelio de Mateo, que concluye el episodio con una nueva referencia a Jesús, a quien los discípulos de Juan anuncian la muerte de éste.

El poder de la seducción de una muchacha condujo al embriagado rey a dictar una condena de muerte largo tiempo reprimida. Pero no pasó mucho tiempo antes que Herodes Antipas empezara a temblar frente a la voz potente de Jesús de Nazaret, quien recogió la insignia del Bautista y comenzó a remover los cimientos del poder que se había asentado sobre Israel. Este relato nos describe con claridad que la misión del discípulo es mantener una actitud critica frente a la sociedad y a las formas de vida que atentan contra los valores del evangelio, los discípulos continuadores de la misión de Jesús tendrán que seguir denunciando las injusticias, el anuncio de la buena noticia se hace incómodo para aquéllos que buscan su propia conveniencia y quieren vivir instalados en su propia seguridad.

viernes, 30 de julio de 2010

Lectura del dia

Primera Lectura
Lectura del libro del profeta
Jeremías (26, 1-9)


Al principio del reinado de Joaquín, hijo de Josías y rey de Judá, el Señor le habló a Jeremías y le dijo: “Esto dice el Señor: ‘Ve al atrio del templo y diles a todos los habitantes de Judá que entran en el templo para adorar al Señor, todas las palabras que yo te voy a ordenar, sin omitir ninguna. A ver si las escuchan y se convierten de su mala vida, y me arrepiento del castigo que he pensado imponerles a causa de sus malas acciones’.

Diles, pues: ‘Esto dice el Señor: Si no me obedecen, ni cumplen la ley que he dado, ni escuchan las palabras de mis siervos, los profetas, que sin cesar les he enviado y a quienes ustedes no han escuchado, entonces yo trataré a este templo como al de Siló y haré que esta ciudad sirva de escarmiento para todos los pueblos de la tierra’ ”.

Los sacerdotes, los profetas y el pueblo oyeron a Jeremías pronunciar estas palabras en el templo del Señor. Y cuando él terminó de decir cuanto el Señor le había mandado, los sacerdotes y los profetas lo apresaron, diciéndole al pueblo: “Este hombre debe morir, porque ha profetizado en nombre del Señor que este templo será como el de Siló y que esta ciudad será destruida y quedará deshabitada”. Entonces la gente se amotinó contra Jeremías en el templo del Señor.
Palabra de Dios.
Te alabamos, Señor.


Salmo Responsorial Salmo 68

Escúchanos, Señor,
conforme a tu clemencia.


Son más que mis cabellos los que me odian sin tener un motivo y más fuertes que yo los que pretenden con sus calumnias acabar conmigo.
Lo que yo no robé, ¿acaso tengo yo que restituirlo?
Escúchanos, Señor,
conforme a tu clemencia.


Por ti he sufrido injurias y la vergüenza cubre mi semblante. Extraño soy y advenedizo, aun para aquellos de mi propia sangre; pues me devora el celo de tu casa, el odio del que te odia, en mí recae.

Escúchanos, Señor,
conforme a tu clemencia.

A ti, Señor, elevo mi plegaria, ven en mi ayuda pronto; escúchame conforme a tu clemencia, Dios fiel en el socorro.

Escúchanos, Señor,
conforme a tu clemencia.

Evangelio
† Lectura del santo Evangelio
según san Mateo (13, 54-58)
Gloria a ti, Señor.


En aquel tiempo, Jesús llegó a su tierra y se puso a enseñar a la gente en la sinagoga, de tal forma, que todos estaban asombrados y se preguntaban: “¿De dónde ha sacado éste esa sabiduría y esos poderes milagrosos? ¿Acaso no es éste el hijo del carpintero? ¿No se llama María su madre y no son sus hermanos Santiago, José, Simón y Judas? ¿Qué no viven entre nosotros todas sus hermanas? ¿De dónde, pues, ha sacado todas estas cosas?” Y se negaban a creer en él.

Entonces, Jesús les dijo:

“Un profeta no es despreciado más que en su patria y en su casa”. Y no hizo muchos milagros allí por la incredulidad de ellos.

Palabra del Señor.
Gloria a ti, Señor Jesús.

Reflexión

Este pasaje narra el regreso de Jesús a su patria a su ciudad natal, pero los suyos no comprenden ni entienden las palabras de Jesús, nadie entendía que aquel Jesús, un vecino del mismo pueblo exhibiera tanta sabiduría. El desconcierto de los paisanos de Jesús, los lleva a no aceptar su mensaje, creen conocer y saber su origen, pero en realidad lo único que consiguen es el alejamiento del propio Jesús. He aquí el gran misterio de la ceguera. Veían lo admirable de su sabiduría y la realidad de sus milagros (v. 54) y en vez de alegrarse y seguirlo o al menos escucharle, se escandalizaban. Y claro está, como tenían que justificarse a sí mismos, sus parientes decían que era loco, y los grandes maestros enseñaban que estaba endemoniado. Por esto es que Él hablaba en parábolas (vv. 10 - 17), para que no entendieran sino los simples y los pequeños que se convertirían. Los otros no habrían podido oír la verdad sin enfurecerse, como sucedió cuando entendieron la parábola de los viñadores. Por eso es Jesús "signo de contradicción" y lo serán también sus discípulos. El camino de seguimiento a Jesús no es un camino de reconocimientos de triunfalismos, de aplausos, es un camino que comporta sus dificultades y sus renuncias, pero finalmente será un camino que lleva a la vida, y la vida plena de la que habla Jesús que la comenzamos a vivir cuando manifestamos abiertamente nuestro compromiso frente al llamado que Jesús nos hace, es la fe la que se necesita justamente porque Jesús no obra ningún milagro en su patria. Es importante resaltar en este relato al actitud de Jesús El continua su camino, es un camino de obediencia absoluta al Padre la misión de Jesús tiene que continuar a pesar de todos los obstáculos, el reino de Dios tiene que seguir siendo anunciado y nada ni nadie lo podrá detener. Este anuncio y la invitación son aceptados como lo indica el evangelio de Mateo los humildes y sencillos aquellos reciben con alegría el mensaje de Jesús.

jueves, 29 de julio de 2010

Lectura del dia

Primera Lectura
Lectura del libro del
profeta Jeremías (18, 1-6)

Esto es lo que el Señor me dijo: “Jeremías, ve a la casa del alfarero y ahí te

haré oír mis palabras”.

Fui, pues, a la casa del alfarero y lo hallé trabajando en su torno. Cuando se le estropeaba la vasija que estaba modelando, volvía a hacer otra con el mismo barro, como mejor le parecía.

Entonces el Señor me dijo:

“¿Acaso no puedo hacer yo con ustedes, casa de Israel, lo mismo que hace este alfarero? Como está el barro en las manos del alfarero, así ustedes, casa de Israel, están en mis manos”.

Palabra de Dios.
Te alabamos, Señor.



Salmo Responsorial
Salmo 145


Dichoso el que espera
en el Señor.

Alaba, alma mía, al Señor; alabaré al Señor toda mi vida; tocaré y cantaré para mi Dios, mientras yo exista.

Dichoso el que espera
en el Señor.


No pongas tu confianza en los que mandan ni en el mortal, que no puede salvarte; pues cuando mueren, se convierten en polvo y ese mismo día se acaban sus proyectos.

Dichoso el que espera
en el Señor.


Dichoso aquel que es auxiliado por el Dios de Jacob y pone su esperanza en el Señor, su Dios, que hizo el cielo y la tierra, el mar y cuanto el mar encierra.

Dichoso el que espera
en el Señor.


Evangelio
† Lectura del santo Evangelio
según san Juan (11, 19-27)
Gloria a ti, Señor.

En aquel tiempo, muchos judíos habían ido a ver a Marta y a María para consolarlas por la muerte de su hermano Lázaro. Apenas oyó Marta que Jesús llegaba, salió a su encuentro; pero María se quedó en casa.

Le dijo Marta a Jesús: “Señor, si hubieras estado aquí, no habría muerto mi hermano. Pero aún ahora estoy segura de que Dios te concederá cuanto le pidas”.

Jesús le dijo:

“Tu hermano resucitará”.

Marta respondió: “Ya sé que resucitará en la resurrección del último día”. Jesús le dijo: “Yo soy la resurrección y la vida. El que cree en mí, aunque haya muerto, vivirá; y todo aquel que está vivo y cree en mí, no morirá para siempre.

¿Crees tú esto?” Ella le contestó:

“Sí, Señor. Creo firmemente que tú eres el Mesías, el Hijo de Dios vivo, el que tenía que venir al mundo”.

Palabra del Señor.
Gloria a ti, Señor Jesús.

Reflexión

La amistad de Marta con Jesús es una amistad fuerte. Tan pronto siente ella que Jesús ha llegado sale a su encuentro y le reclama el no haber venido cuando Lázaro estaba enfermo, Marta estaba segura de que Jesús lo hubiera curado.
En nuestra vida acudimos a las suposiciones para ir encontrando justificación a lo que hicimos o dejamos de hacer. La muerte de Lázaro era una realidad inevitable y Jesús lo sabía, por eso no se hizo presente antes. A veces para solucionar un problema es necesario que llegue a su clímax, porque parece que es allí cuando nos hacemos más conscientes de la realidad y sentimos la necesidad de enfrentarla y de buscar salidas.

En la vida hay realidades que nos cuesta mucho aceptar y decimos: “si hubieras estado aquí...”, “si se hubiera hecho esto...”, “si no hubiera ido...”, “si no hubiera dicho...”. Encontramos la solución a los problemas cuando ya no hay nada que hacer. Pero la pregunta es: ¿por qué en ese momento no se nos ocurrió?. Lo que tiene que suceder, sucede.

Un cristiano debe formarse para sobrellevar los acontecimientos de la vida, principalmente los que más nos afectan y nos duelen. Marta es consciente también de aunque su hermano esté muerto, Dios le concederá a Jesús lo que él le pida. Sin embargo cuando Jesús le dice que su hermano resucitará ella le responde que en el último día. Jesús le dice que quien cree en El aunque muera , vivirá y que todo el que vive y cree en El no morirá jamás. La muerte de Lázaro es un símbolo de nuestra vida espiritual. Es necesario que la palabra de Jesús nos saque de la tumba en que vivimos, nos libere de nuestras ataduras interiores, para poder tener actitudes de vida con los demás.

miércoles, 28 de julio de 2010

Primera Lectura
Lectura del libro del profeta
Jeremías (15, 10. 16-21)

¡Ay de mí, madre mía! ¿Por qué me engendraste para que fuera objeto de pleitos y discordias en todo el país? A nadie debo dinero, ni me lo deben a mí, y sin embargo, todos me maldicen.

Siempre que oí tus palabras, Señor, las acepté con gusto; tus palabras eran mi gozo y la alegría de mi corazón, porque yo defendía tu causa, Señor, Dios de los ejércitos.

No me senté a reír con los que se divertían; forzado por tu mano, me sentaba aparte, porque me habías contagiado con tu propia ira. ¿Por qué mi dolor no acaba nunca y mi herida se ha vuelto incurable? ¿Acaso te has convertido para mí, Señor, en espejismo de aguas que no existen?

Entonces el Señor me respondió: “Si te vuelves a mí, yo haré que cambies de actitud, y seguirás a mi servicio; si separas el metal precioso de la escoria, seguirás siendo mi profeta. Ellos cambiarán de actitud para contigo y no tú para con ellos. Yo te convertiré frente a este pueblo en una poderosa muralla de bronce: lucharán contra ti, pero no podrán contigo, porque yo estaré a tu lado para librarte y defenderte,

dice el Señor. Te libraré de las manos de los perversos, te rescataré de las manos de los poderosos”.
Palabra de Dios.
Te alabamos, Señor.

Salmo Responsorial Salmo 58

Me alegraré, Señor,
por tu bondad.

Dios mío, líbrame de mis enemigos, protégeme de mis agresores; líbrame de los que hacen injusticias, sálvame de los hombres sanguinarios.

Me alegraré, Señor,
por tu bondad.

Mira cómo se conjuran contra mí los poderosos y esperan el momento de matarme. Sin embargo, Señor, en mí no hay crimen ni pecado; sin culpa mía, avanzan contra mí para atacarme.

Me alegraré, Señor,
por tu bondad.

En ti, Señor, tendré fijos los ojos, porque tú eres mi fuerza y mi refugio. El Dios de mi amor vendrá en mi ayuda y me hará ver la derrota de mis enemigos.

Me alegraré, Señor,
por tu bondad.

Yo celebraré tu poder y desde la mañana me alegraré por tu bondad, porque has sido mi defensa y mi refugio en el día de la tribulación

Me alegraré, Señor,
por tu bondad.

Evangelio
† Lectura del santo Evangelio
según san Mateo (13, 44-46)
Gloria a ti, Señor.


En aquel tiempo, Jesús dijo a la multitud: “El Reino de los cielos se parece a un tesoro escondido en un campo. El que lo encuentra lo vuelve a esconder y, lleno de alegría, va y vende cuanto tiene y compra aquel campo.

El Reino de los cielos se parece también a un comerciante en perlas finas que, al encontrar una perla muy valiosa, va y vende cuanto tiene y la compra”.

Palabra del Señor.
Gloria a ti, Señor Jesús.


Reflexión

La propuesta de Jesús es clara, quien descubre el valor absoluto del reino debe sacrificarlo todo para poseerlo, ningún precio será demasiado alto. Descubrir el reino de los cielos es un feliz aunque exigente sorpresa. Implica de entrada renuncia e inseguridad: el descubridor tiene que despojarse de cuanto lo ata. ‘Vender todo’ para poseerlo, sin mas seguridad que la de su fe en la conveniencia del negocio, pero la felicidad de la compra resultara incomparable. En otro momento Jesús ha exigido negarse a si mismo, tomar la cruz y seguirlo. Es el camino de la renuncia, del dolor del sacrificio y de la muerte. Pero el proyecto de Jesús no contempla el solo sufrimiento sino más bien como es el camino para entrar en el reino. Construir el reino implica ciertamente sufrimientos, despojo, negación propia, pero según las parábolas de hoy es más bien el trueque de un goce por otro incomparable mucho mayor. El buscador de tesoros y el comerciante tenían bienes y recursos, disfrutaban de los créditos de su campo y de sus perlas; gozaban podríamos decir de la vida tenían una situación cómoda.

Quienes han encontrado el sentido de sus vidas arriesgándose al cambio y a la novedad del reino, cambian la alegría pasajera y el éxito fortuito por otra manera de vivir desde las bienaventuranzas. Los discípulos de Jesús experimentaron esta forma de vivir, encontraron al Maestro, y fueron llamados e invitados a seguirlo su vida se trasformó cambio radicalmente ahora lo que cuenta es esta junto al Maestro, el que dio a sus vidas el verdadero sentido.

martes, 27 de julio de 2010

Primera Lectura
Lectura del libro del profeta
Jeremías (14, 17-22)


Que mis ojos lloren sin cesar de día y de noche, porque la capital de mi pueblo está afligida por un gran desastre, por una herida gravísima. Si salgo al campo, encuentro gente muerta por la espada; si entro en la ciudad, hallo gente que se muere de hambre. Hasta los profetas y los sacerdotes andan errantes por el país y no saben qué hacer.

¿Acaso has rechazado, Señor, a Judá? ¿O te has cansado ya de Sión? ¿Por qué nos has herido tan gravemente, que ya no tenemos remedio? Esperábamos tranquilidad y sólo hay perturbación; esperábamos la curación y sólo encontramos miedo.

Reconocemos, Señor, nuestras maldades y las culpas de nuestros padres; hemos pecado contra ti.

Por ser tú quien eres, no nos rechaces; no deshonres el trono de tu gloria. Acuérdate, Señor, de tu alianza con nosotros y no la quebrantes. ¿Acaso los ídolos de los paganos pueden hacer llover? ¿Acaso los cielos, por sí solos, pueden darnos la lluvia? Tú solo, Señor y Dios nuestro, haces todas estas cosas, por eso en ti tenemos puesta nuestra esperanza.

Palabra de Dios.
Te alabamos, Señor.


Salmo Responsorial Salmo 78
Socórrenos, Señor,
y te alabaremos.

No recuerdes, Señor, contra nosotros, las culpas de nuestros padres. Que tu amor venga pronto a socorrernos, porque estamos totalmente abatidos.

Socórrenos, Señor,
y te alabaremos.

Para que sepan quién eres, socórrenos, Dios y salvador nuestro. Por el honor de tu nombre, sálvanos y perdona nuestros pecados.

Socórrenos, Señor,
y te alabaremos.


Que lleguen hasta ti los gemidos del cautivo; con tu brazo poderoso salva a los condenados a muerte. Y nosotros, pueblo tuyo y ovejas de tu rebaño, te daremos gracias siempre y de generación en generación te alabaremos.

Socórrenos, Señor,
y te alabaremos.

Evangelio
† Lectura del santo Evangelio
según san Mateo (13, 36-43)
Gloria a ti, Señor.


En aquel tiempo, Jesús despidió a la multitud y se fue a su casa. Entonces se le acercaron sus discípulos y le dijeron: “Explícanos la parábola de la cizaña sembrada en el campo”.

Jesús les contestó:

“El sembrador de la buena semilla es el Hijo del hombre; el campo es el mundo; la buena semilla son los ciudadanos del Reino; la cizaña son los partidarios del demonio; el enemigo que la siembra es el demonio; el tiempo de la cosecha es el fin del mundo, y los segadores son los ángeles.

Y así como recogen la cizaña y la queman en el fuego, así sucederá al fin del mundo: el Hijo del hombre enviará a sus ángeles para que arranquen de su Reino a todos los que inducen a otros al pecado y a todos los malvados, y los arrojen en el horno encendido. Allí será el llanto y la desesperación.

Entonces los justos brillarán como el sol en el Reino de su Padre. El que tenga oídos, que oiga”.

Palabra del Señor.
Gloria a ti, Señor Jesús
.

Reflexión

En seguida Jesús se queda con sus discípulos y ellos le piden, que les explique las parábolas. La explicación de la parábola tiene lugar en la casa, una vez más Jesús toma el papel de maestro. La parábola afirma que el tiempo del reino ha llegado ya, que la siega ultima se avecina, pero no ha sonado aun al hora del juicio, y que el juicio no corresponde a los discípulos, estos versículos no son en el fondo una explicación de las parábolas, se trata mas bien de una repetición de ella, cuyas explicaciones no hacen mas que acentuar su contenido. Esto lo prueban las palabras finales. Si esos versículos hubieran explicado el sentido total de las parábolas, sobraría la invitación a que los oyentes ‘escuchen’, ‘el que tenga oídos que escuche’. Lo mismo sucede a propósito de la parabola del sembrador. La novedad principal de estos versículos respecto a la parábola parece ser la siguiente: se aclara que la buena semilla no es el reino mismo, sino los ‘hijos del reino’ Todas estas parábolas del evangelista Mateo es necesario ubicarlas en el contexto escatológico, es decir del final de los tiempos, sin embargo se hace también necesaria una actitud de atención para descubrir todo aquello que se contrapone al reino, no todos son capaces de acoger el nuevo mensaje hay incluso algunos que las rechazan, por ello el discípulo muchas veces tiene que convivir con esta realidades adversas y mantenerse fiel.

lunes, 26 de julio de 2010

Primera Lectura
Lectura del libro del profeta
Jeremías (13, 1-11)

El Señor me dijo: “Ve a comprar un cinturón de lino y póntelo en la cintura, pero no lo metas en el agua”. Compré el cinturón y me lo puse en la cintura, según la orden del Señor.

Entonces el Señor me habló por segunda vez y me dijo:

“Toma el cinturón que compraste y que llevas puesto en la cintura, levántate y vete al río Eufrates y escóndelo ahí, en el agujero de una roca”. Fui y lo escondí en el Eufrates, como me había ordenado el Señor.

Al cabo de mucho tiempo, me dijo el Señor: “Levántate, vete al Eufrates y recoge el cinturón que te mandé que escondieras ahí”. Fui al Eufrates, escarbé y recogí el cinturón del sitio donde lo había escondido; pero el cinturón se había podrido: no servía para nada.

Entonces el Señor me habló y me dijo: “Esto dice el Señor:

‘Del mismo modo haré yo que se pudra la gran soberbia de Judá y de Jerusalén. Ese pueblo malvado se ha negado a obedecerme, se porta obstinadamente, ha seguido a otros dioses para servirlos y adorarlos, y será como este cinturón, que ya no sirve para nada. Porque así como el cinturón va adherido al cuerpo,

así quise llevar unidas a mí a la casa de Israel y a la casa de Judá, para que fueran mi pueblo, mi fama, mi gloria y mi honor; pero ellos no me escucharon’ ”.

Palabra de Dios.
Te alabamos, Señor.




Salmo Responsorial
Deuteronomio 32


Abandonaron a Dios,
que les dio la vida.

Abandonaron a Dios, que los creó, y olvidaron al Señor, que les dio la vida. Lo vio el Señor, y encolerizado, rechazó a sus hijos y a sus hijas.

Abandonaron a Dios,
que les dio la vida.


El Señor pensó: “Me les voy a esconder y voy a ver en qué acaban, porque son una generación depravada, unos hijos infieles.

Abandonaron a Dios,
que les dio la vida.

Ellos me han dado celos con un dios que no es Dios y me han encolerizado con sus ídolos; yo también les voy a dar celos con un pueblo que, no es pueblo y los voy a encolerizar con una nación insensata.

Abandonaron a Dios,
que les dio la vida
.



Evangelio
† Lectura del santo Evangelio
según san Mateo (13, 31-35)
Gloria a ti, Señor.

En aquel tiempo, Jesús propuso esta otra parábola a la muchedumbre: “El Reino de los cielos es semejante a la semilla de mostaza que un hombre siembra en su huerto.

Ciertamente es la más pequeña de todas las semillas, pero cuando crece, llega a ser más grande que las hortalizas y se convierte en un arbusto, de manera que los pájaros vienen y hacen su nido en las ramas”.

Les dijo también otra parábola:

“El Reino de los cielos se parece a un poco de levadura que tomó una mujer y la mezcló con tres medidas de harina, y toda la masa acabó por fermentar”.

Jesús decía a la muchedumbre todas estas cosas con parábolas, y sin parábolas nada les decía, para que se cumpliera lo que dijo el profeta: Abriré mi boca y les hablaré con parábolas; anunciaré lo que estaba oculto desde la creación del mundo.

Palabra del Señor.
Gloria a ti, Señor Jesús.


Reflexión

El aspecto más llamativo en ambas parábolas es el contraste que existe entre la situación inicial y el resultado final. Un grano de mostaza, siendo la mas pequeña de las semillas, puede hacer surgir un árbol grande, lo mismo ocurre con la levadura, que tiene la capacidad para hacer fermentar una gran cantidad de masa. A través de estas comparaciones Jesús habla de la presencia del reino que esta comenzando a llegar, su presencia por ahora es germinal, su apariencia como la de la semilla y la levadura es insignificante, pero lleva dentro un fuerza transformadora, que hará que todas las realidades se vean de distinta manera. El mensaje de Jesús y el anuncio que El realiza necesita un tiempo de maduración y profundidad, todo llegará y se manifestará a su debido tiempo, el inicio de esta gran manifestación no se realiza desde el éxito y los aplausos superficiales, sino desde la profundidad de la semilla que tiene que desparecer para luego manifestar toda su grandeza, lo mismo sucede con la levadura que se hace imperceptible cuando se mezcla con la masa. Jesús en estas parábolas sobre el reino nos manifiesta que el camino del discipulado se lleva adelante desde la renuncia, desde la pequeñez.

sábado, 24 de julio de 2010

Lectura del dia

Primera Lectura

Lectura del libro del Génesis

(18, 20-32)

En aquellos días, el Señor dijo a Abraham: “El clamor contra Sodoma y Gomorra es grande y su pecado es demasiado grave. Bajaré, pues, a ver si sus hechos corresponden a ese clamor; y si no, lo sabré”.

Los hombres que estaban con Abraham se despidieron de él y se encaminaron hacia Sodoma. Abraham se quedó ante el Señor y le preguntó: “¿Será posible que tú destruyas al inocente junto con el culpable?

Supongamos que hay cincuenta justos en la ciudad, ¿acabarás con todos ellos y no perdonarás al lugar en atención a esos cincuenta justos? Lejos de ti tal cosa: matar al inocente junto con el culpable, de manera que la suerte del justo sea como la del malvado; eso no puede ser. El juez de todo el mundo ¿no hará justicia?” El Señor le contestó: “Si encuentro en Sodoma cincuenta justos, perdonaré a toda la ciudad en atención a ellos”.

Abraham insistió: “Me he atrevido a hablar a mi Señor, yo que soy polvo y ceniza. Supongamos que faltan cinco para los cincuenta justos, ¿por esos cinco que faltan, destruirás toda la ciudad?” Y le respondió el Señor: “No la destruiré, si encuentro allí cuarenta y cinco justos”.

Abraham volvió a insistir:

“Quizá no se encuentren allí más que cuarenta”. El Señor le respondió: “En atención a los cuarenta, no lo haré”.

Abraham siguió insistiendo:

“Que no se enoje mi Señor, si sigo hablando, ¿y si hubiera treinta?” El Señor le dijo: “No lo haré, si hay treinta”.

Abraham insistió otra vez:

“Ya que me he atrevido a hablar a mi Señor, ¿y si se encuentran sólo veinte?” El Señor le respondió: “En atención a los veinte, no la destruiré”.

Abraham continuó: “No se enoje mi Señor, hablaré sólo una vez más, ¿y si se encuentran sólo diez?” Contestó el Señor: “Por esos diez, no destruiré la ciudad”.

Palabra de Dios.

Te alabamos, Señor.

Salmo Responsorial Salmo 137

Te damos gracias

de todo corazón.

De todo corazón te damos gracias, Señor, porque escuchaste nuestros ruegos. Te cantaremos delante de tus ángeles, te adoraremos en tu templo.

Te damos gracias

de todo corazón.

Señor, te damos gracias por tu lealtad y por tu amor: siempre que te invocamos, nos oíste y nos llenaste de valor.

Te damos gracias

de todo corazón.


Se complace el Señor en los humildes y rechaza al engreído. En las penas, Señor, me infundes ánimo, me salvas del furor del enemigo.

Te damos gracias

de todo corazón.


Tu mano, Señor, nos pondrá a salvo y así concluirás en nosotros tu obra. Señor, tu amor perdura eternamente; obra tuya soy, no me abandones.

Te damos gracias

de todo corazón.

Segunda Lectura

Lectura de la carta del apóstol

san Pablo a los colosenses

(2, 12-14)


Hermanos: Por el bautismo fueron ustedes sepultados con Cristo y también resucitaron con él, mediante la fe en el poder de Dios, que lo resucitó de entre los muertos.

Ustedes estaban muertos por sus pecados y no pertenecían al pueblo de la alianza. Pero él les dio una vida nueva con Cristo, perdonándoles todos los pecados. El anuló el documento que nos era contrario, cuyas cláusulas nos condenaban, y lo eliminó clavándolo en la cruz de Cristo.

Palabra de Dios.

Te alabamos, Señor.

Evangelio

† Lectura del santo Evangelio

según san Lucas (11, 1-13)

Gloria a ti, Señor.

Un día, Jesús estaba orando y cuando terminó, uno de sus discípulos le dijo: “Señor, enséñanos a orar, como Juan enseñó a sus discípulos”.

Entonces Jesús les dijo:

“Cuando oren, digan: ‘Padre, santificado sea tu nombre, venga tu Reino, danos hoy nuestro pan de cada día y perdona nuestras ofensas, puesto que también nosotros perdonamos a todo aquel que nos ofende, y no nos dejes caer en tentación’ ”.

También les dijo: “Supongan que alguno de ustedes tiene un amigo que viene a medianoche a decirle: ‘Préstame, por favor, tres panes, pues un amigo mío ha venido de viaje y no tengo nada que ofrecerle’. Pero él le responde desde dentro: ‘No me molestes. No puedo levantarme a dártelos, porque la puerta ya está cerrada y mis hijos y yo estamos acostados’. Si el otro sigue tocando, yo les aseguro que, aunque no se levante a dárselos por ser su amigo, sin embargo, por su molesta insistencia, sí se levantará y le dará cuanto necesite.

Así también les digo a ustedes:

Pidan y se les dará, busquen y encontrarán, toquen y se les abrirá. Porque quien pide, recibe; quien busca, encuentra, y al que toca, se le abre. ¿Habrá entre ustedes algún padre que, cuando su hijo le pida pan, le dé una piedra? ¿O cuando le pida pescado le dé una víbora? ¿O cuando le pida huevo, le dé un alacrán? Pues, si ustedes, que son malos, saben dar cosas buenas a sus hijos, ¿cuánto más el Padre celestial dará el Espíritu Santo a quienes se lo pidan?”

Palabra del Señor.

Gloria a ti, Señor Jesús.


Reflexión

Para introducir el fragmento evangélico sobre la oración, el leccionario nos ofrece esta primera lectura sobre la oración intercesora de Abrahán en favor de Sodoma. Gn 19 cuenta que, pese a ello, Sodoma y Gomorra fueron destruidas, pero permanece el hecho de que la oración de Abrahán había sido escuchada cuando intercedía por la ciudad pecadora y obtenía que fuese perdonada por cincuenta justos, por cuarenta y cinco, por cuarenta, por treinta, por veinte e incluso por diez. Siempre generoso y caballero en sus negocios, Abrahán sólo regatea cuando pide a Dios perdón por el pueblo pecador. Pero no se atreve a pasar más allá de diez justos.


En la Segunda Lectura, Pecado y muerte (una muerte que es resurrección con Cristo), fe y bautismo, son correlativos que Pablo nos recuerda en un admirable fragmento sumamente sugestivo. Pero, en coherencia con su perspectiva cristiana, añade: el perdón del pecado es liberación de la ley y de su observancia, porque existe una correspondencia entre Ley, muerte y pecado, como nos enseña en su carta a los Romanos (Rm 7, 7-9). Aquí, la imagen empleada por San Pablo alcanza el máximo de expresividad: la Ley ha sido clavada en la cruz.

Lucas presenta a Jesús, una vez más, orando. Al terminar su oración, un discípulo le pide que les enseñe a orar. La razón parece ser para que puedan tener una plegaria que les identifique como grupo, tal como, por lo que dice el discípulo, tenían los seguidores de Juan Bautista. La respuesta de Jesús: "Cuando oréis, decid", o bien, "Siempre que oréis", hace pensar que Lucas presenta el "Padrenuestro" como el modelo de toda plegaria del cristiano.

"¡Padre!" Esta manera tan sencilla de dirigirse a Dios contrasta con el barroquismo de títulos que se dan a Dios al inicio de muchas plegarias judías. Detrás de la palabra griega hay, con toda seguridad, el arameo "abba", que nos han conservado Marcos y Pablo. Tratar a Dios como Padre implica una proximidad cordial y una conciencia de filiación, que comporta la conciencia de fraternidad. De hecho, las tres peticiones de la segunda parte son en primera personal del plural: el contexto comunitario, pues, es evidente.

Siguen después dos deseos: "santificado sea tu nombre", "venga tu reino". En el primero, resuena la profecía de Ezequiel, según la cual Dios mismo mostrará la santidad de su nombre a todas las naciones cuando establezca la nueva alianza con su pueblo, cuando les dé un corazón nuevo y un espíritu nuevo. La consecuencia es que el pueblo también tiene que ser santo. El segundo deseo hace referencia a las ganas de que cada día más nuestro mundo y la humanidad sean lo que Dios quiere que sean.

La primera petición es sobre las necesidades cotidianas de subsistencia; pero la referencia al pan también hace pensar en la eucaristía como alimento necesario para la vida del cristiano. La segunda, sobre la necesidad del perdón, va acompañada de una explicación: la comunidad cristiana también perdona. La tercera muestra la conciencia de fragilidad: es posible perder la actitud de confianza total hacia el Padre.

Jesús continúa con una parábola, que sólo encontramos en Lucas, y que subraya sobre todo la insistencia en cómo hay que orar, un tema que Lucas repite en la parábola del juez inicuo (Lc 18,1-8). Algunos opinan que el personaje central de la parábola originalmente era el amigo que se levanta a dar los panes, y se refiere a la manera de ser de Dios: es inconcebible que Dios no atienda a las necesidades del que ora. Pero, tal como la narra Lucas, el personaje central es el amigo que va a pedir y se refiere a la súplica insistente. Todavía continúa Jesús con una especie de máximas de sabiduría popular que insisten en la perseverancia en la oración: Dios no puede dejar de escuchar. Dios es muchísimo más bueno que los padres buenos de la tierra. Por eso, no sólo da "cosas buenas" a los que se las piden: les da lo mejor, ¡les da el mismo Espíritu Santo!.

Lectura del Dia

Primera Lectura

Lectura del libro del profeta

Jeremías (7, 1-11)

Esta es la palabra del Señor que escuchó Jeremías: “Ponte a la entrada del templo y proclama allí estas palabras:

Escucha, Judá, la palabra del Señor; escúchenla ustedes los que entran por estas puertas para adorar al Señor. Esto dice el Señor de los ejércitos, el Dios de Israel:

Corrijan su conducta y sus intenciones, y viviré con ustedes en este lugar. No se hagan ilusiones con razones falsas, repitiendo: ¡Este es el templo del Señor, este es el templo del Señor, este es él templo del Señor!

Si corrigen su conducta y sus intenciones; si aplican bien la justicia entre los hombres y no explotan al forastero, al huérfano y a la viuda; si no derraman sangre inocente en este lugar y no siguen, para mal de ustedes, a dioses extranjeros, entonces yo habitaré con ustedes en este lugar, en la tierra que desde hace tanto tiempo y para siempre les di a sus padres.

Ustedes, en cambio, ponen su confianza en palabras engañosas, que no sirven de nada. Porque roban, matan, cometen adulterios y perjurios, queman incienso a los ídolos, adoran a dioses extranjeros y desconocidos, y creen que, con venir después a presentarse ante en este templo, donde se invoca mi nombre, y con decir: ‘Estamos salvados’, basta para poder seguir cometiendo todas esas iniquidades. ¿Creen, acaso, que este templo, donde se invoca mi nombre es una cueva de ladrones? Tengan cuidado, porque no estoy ciego, dice el Señor’ ”.

Palabra de Dios.

Te alabamos, Señor.

Salmo Responsorial Salmo 83

Qué agradable, Señor,

es tu morada.

Anhelando los atrios del Señor se consume mi alma. Todo mi ser de gozo se estremece y el Dios vivo es la causa.

Qué agradable, Señor,

es tu morada.

Hasta el gorrión encuentra casa y la golondrina un lugar para su nido, cerca de tus altares, Señor de los ejércitos, Dios mío.

Qué agradable, Señor,

es tu morada.

Dichosos los que viven en tu casa, te alabarán para siempre; dichosos los que encuentran en ti su fuerza, pues caminarán cada vez con más vigor.

Qué agradable, Señor,

es tu morada.

Pues un día en tus atrios vale más que mil fuera de ellos; yo prefiero el umbral de la casa de mi Dios, al lujoso palacio del perverso.

Qué agradable, Señor,

es tu morada.

Evangelio

Lectura del santo Evangelio

según san Mateo (13, 24-30)

Gloria a ti, Señor.

En aquel tiempo, Jesús propuso esta otra parábola a la muchedumbre: “El Reino de los cielos se parece a un hombre que sembró buena semilla en su campo; pero mientras los trabajadores dormían, llegó un enemigo del dueño, sembró cizaña entre el trigo y se marchó.

Cuando crecieron las plantas y se empezaba a formar la espiga, apareció también la cizaña. Entonces los trabajadores fueron a decirle al amo: ‘Señor, ¿qué no sembraste buena semilla en tu campo? ¿De dónde, pues, salió esta cizaña?’

El amo les respondió: ‘De seguro lo hizo un enemigo mío’.

Ellos le dijeron: ‘¿Quieres que vayamos a arrancarla?’ Pero él les contestó: ‘No. No sea que al arrancar la cizaña, arranquen también el trigo. Dejen que crezcan juntos hasta el tiempo de la cosecha y, cuando llegue la cosecha, diré a los segadores: Arranquen primero la cizaña y átenla en gavillas para quemarla; y luego almacenen el trigo en mi granero’ ”.

Palabra del Señor.

Gloria a ti, Señor Jesús.

Reflexión

Este pasaje nos adentra a una realidad que está presente en el ambiente de la siembra. Jesús continua de alguna manera con la parábola de la siembra y a partir de esta comparación, explica a sus discípulos, las dificultades que comporta la misión, la cizaña, como símbolo de todo lo que se opone al Reino y que está presente. Las semillas del trigo y de la cizaña crecen juntas en la realidad concreta del campo, se entremezclan sin diferencia alguna por eso hay que dejarla crecer una al lado de la otra, para evitar que al arrancar la cizaña se lleve también con ella el trigo, cuando germine el trigo la realidad será evidente, y la evidencia del fruto permitirá reconocer la diferencia. Dar fruto, o fructificar, en la mentalidad del evangelio, permite distinguir lo bueno de lo malo y la supremacía de lo uno sobre lo otro. Podríamos decir que la intención de la parábola es advertir que desde el principio que la mies mesiánica será cosechada en el día fijado. El evangelista Mateo le da al texto un tinte escatológico, porque la mención de la mies, orienta espontáneamente la atención hacia el pensamiento del juicio final, ideas que está reforzada con la alusión al fuego que quema o destruye la cizaña y al trigo que se recoge y se almacena en los graneros. Esto se constituye en dos ideas fundamentales que recorren de principio a fin toda la parábola: separación definitiva de los buenos y los malos, con el exterminio de estos últimos, y la alegría del pueblo elegido en torno al dueño de la mies. El mensaje de esta parábola invita a todos los oyentes a saber convivir con las dificultades y las situaciones poco agradables que encontramos en la vida, el permanecer fieles, finalmente será el gran signo de nuestra pertenencia al Reino.

viernes, 23 de julio de 2010

Lectura del Dia

Primera Lectura

Lectura del libro del profeta

Jeremías (3, 14-17)

Vuélvanse a , hijos rebeldes, porque yo soy su dueño, dice el Señor: Iré tomando conmigo a uno de cada ciudad, a dos de cada familia y los traeré a Sión; les daré pastores según mi corazón, que los apacienten con sabiduría y prudencia.

Después, cuando ustedes se hayan multiplicado y hayan prosperado en el país, palabra del Señor, ya no habrá necesidad de invocar el arca de la alianza del Señor, pues ya no pensarán en ella, ni se acordarán de ella, ni la echarán de menos, ni se les ocurrirá hacer otra.

En aquel tiempo, llamarán a Jerusalén ‘el trono del Señor’, acudirán a ella todos los pueblos en el nombre del Señor y ya no seguirán la maldad de su corazón obstinado”.

Palabra de Dios.

Te alabamos, Señor.

Salmo Responsorial

Jeremías 31

El Señor es nuestro pastor.

Escuchen, pueblos, la palabra del Señor y anúncienla aun en las islas más remotas: “El que dispersó a Israel lo reunirá y lo cuidará como el pastor a su rebaño”.

El Señor es nuestro pastor.

Porque el Señor redimió a Jacob y lo rescató de las manos del poderoso. Ellos vendrán para aclamarlo al monte Sión y correrán hacia los bienes del Señor.

El Señor es nuestro pastor.

Entonces se alegrarán las jóvenes, danzando; se sentirán felices jóvenes y viejos, porque yo convertiré su tristeza en alegría, y los llenaré de gozo y aliviaré sus penas.

El Señor es nuestro pastor.

Evangelio

Lectura del santo Evangelio

según san Mateo (13, 18-23)

Gloria a ti, Señor.

En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos:

Escuchen ustedes lo que significa la parábola del sembrador. A todo hombre que oye la palabra del Reino y no la entiende, le llega el diablo y le arrebata lo sembrado en su corazón. Esto es lo que significan los granos que cayeron a lo largo del camino.

Lo sembrado sobre terreno pedregoso significa al que oye la palabra y la acepta inmediatamente con alegría; pero, como es inconstante, no la deja echar raíces, y apenas le viene una tribulación o una persecución por causa de la palabra, sucumbe.

Lo sembrado entre los espinos representa a aquel que oye la palabra, pero las preocupaciones de la vida y la seducción de las riquezas, la sofocan y queda sin fruto.

En cambio, lo sembrado en tierra buena, representa a quienes oyen la palabra, la entienden y dan fruto; unos, el ciento por uno; otros, el sesenta; y otros, el treinta”.

Palabra del Señor.

Gloria a ti, Señor Jesús.

Reflexón

La semilla se define como el mensaje del reino, expresión sinónima de buena noticia del reino. Jesús identificado como el Hijo del hombre es el sembrador, aunque en esta parábola el acento recae en la semilla y la tierra, esto es, en la palabra y su recepción por parte de los oyentes, el trasfondo de esto es la difusión de la palabra que viene tras la invitación a la celebración del reinado de Dios. La parábola y su explicación exponen por tanto, las actitudes con las que el discípulo recibe el mensaje. Son un aviso de Jesús que no se da por descontado el éxito de la siembre sino mas bien se remarcan las dificultades. El éxito de la cosecha depende de cómo se acoge este mensaje y fundamentalmente de la respuesta del hombre. El reinado de Dios no va implantarse sin la colaboración del hombre, no va a ser impuesta desde arriba ni de modo repentino, necesita ser acogido por el hombre y producir en el fruto necesario. El mensaje no es acogido sin más por todos, hace falta estar libre, preparado, en la recepción del mensaje no cabe ambiciones personales o la ambición del poder, solo el dejar que la acción de Dios vaya transformando poco a poco nuestra propia realidad, de manera que la tierra que es nuestra vida, se encuentre convenientemente preparada para dar los frutos adecuados. Esta parábola nos habla de todo una proceso el cual durara toda nuestra vida, los discípulos irán comprendiendo y madurando para luego dar una respuesta positiva frente al mensaje que se les anuncia, se hace necesario por tanto que el discípulo haga suyo el mensaje de modo que sea inseparable y penetre todas sus entrañas. Por otro lado es necesario que el discípulo se desprenda de todo agobio por la subsistencia y el deseo de acomodarse a las situaciones fáciles. Jesús invita a sus discípulos a acoger la Palabra, con el entusiasmo pasajero sino como forma de vida, con decisión, y que perdura toda la vida, la fidelidad a la Palabra, será el fruto adecuado que Jesús espera de sus seguidores.

jueves, 22 de julio de 2010

Lectura del Dia

Primera Lectura

Lectura del libro del profeta

Jeremías (2, 1-3. 7-8. 12-13)

En aquel tiempo, me habló el Señor y me dijo: “Ve y grita a los oídos de Jerusalén: ‘Esto dice el Señor: Aún recuerdo el cariño de tu juventud y tu amor de novia para conmigo, cuando me seguías por el desierto, por una tierra sin cultivo.

Israel estaba consagrado al Señor como primicia de su cosecha. Quien se atrevía a comer de ella, cometía un delito y la desgracia caía sobre él.

Yo los traje a ustedes a una tierra de jardines, para que comieran de sus excelentes frutos. Pero llegaron y profanaron mi tierra, convirtieron mi heredad en algo abominable.

Los sacerdotes ya no hablan de Dios y los doctores de la ley no me conocen, los pastores han profetizado en nombre de Baal y adoran a los ídolos. Espántense, cielos, de ello, horrorícense y pásmense, –palabra del Señor–, porque dos maldades ha cometido mi pueblo: me abandonaron a mí, manantial de aguas vivas, y se hicieron cisternas agrietadas, que no retienen el agua’ ”.

Palabra de Dios.

Te alabamos, Señor.

Salmo Responsorial Salmo 35

Tú eres, Señor,

la fuente de la vida.

Señor, tu misericordia es tan grande como el cielo y tu fidelidad, como desde la tierra hasta las nubes. Más grande que las montañas es tu justicia y tus sentencias son como el océano inmenso.

Tú eres, Señor,

la fuente de la vida.

Señor, qué inapreciable es tu misericordia. Los seres humanos se acogen a la sombra de tus alas, se nutren de lo más sabroso de tu casa y tú les das a beber el torrente de tus delicias.

Tú eres, Señor,

la fuente de la vida.

Porque tú eres, Señor, la fuente de la vida y tu luz nos hace ver la luz. Prolonga tu misericordia con los que te reconocen y tu justicia con los rectos de corazón.

Tú eres, Señor,

la fuente de la vida.

Evangelio

† Lectura del santo Evangelio

según san Juan (20, 1-2. 11-18)

Gloria a ti, Señor.

El primer día después del sábado, estando todavía oscuro, fue María Magdalena al sepulcro y vio removida la piedra que lo cerraba. Echó a correr, llegó a la casa donde estaban Simón Pedro y el otro discípulo, a quien Jesús amaba, y les dijo: “Se han llevado del sepulcro al Señor y no sabemos dónde lo habrán puesto”.

María se había quedado llorando junto al sepulcro de Jesús. Sin dejar de llorar, se asomó al sepulcro y vio dos ángeles vestidos de blanco, sentados en el lugar donde había estado el cuerpo de Jesús, uno en la cabecera y el otro junto a los pies. Los ángeles le preguntaron: “¿Por qué estás llorando, mujer?” Ella les contestó: “Porque se han llevado a mi Señor y no sé dónde lo habrán puesto”.

Dicho esto, miró hacia atrás y vio a Jesús de pie, pero no sabía que era Jesús. Entonces él le dijo: “Mujer, ¿por qué estás llorando? ¿A quién buscas?” Ella, creyendo que era el jardinero, le respondió:

“Señor, si tú te lo llevaste, dime dónde lo has puesto”. Jesús le dijo: “¡María!” Ella se volvió y exclamó: “¡Rabbuní!”, que en hebreo significa ‘maestro’. Jesús le dijo: “Déjame ya, porque todavía no he subido al Padre. Ve a decir a mis hermanos: ‘Subo a mi Padre y su Padre, a mi Dios y su Dios’ ”.

María Magdalena se fue a ver a los discípulos para decirles que había visto al Señor y para darles su mensaje.

Palabra del Señor.

Gloria a ti, Señor Jesús.

Reflexión

Este relato nos sitúa en el conjunto de apariciones de Jesús resucitado, pero el relato que nos describe el evangelista Juan tiene sus particularidades. Maria Magdalena va sin miedo a la tumba, empujada por su amor, tan pronto como el sábado termina y ella tiene libertad de movimiento, lo mismo que estuvo presente al pie de la cruz, también esta presente en la tumba. Su primera misión de amor comienza con su mensaje a los dos discípulos, así se convierte en la intermediaria humana para que el discípulo amado crea sin haber visto. Cuando los dos discípulos ven la tumba vacía y los lienzos, simplemente vuelven a casa. Pero el amor de María la tiene atada a aquel lugar.

Un detalle muy importante es que Jesús encomienda a María Magdalena, que anuncie a sus hermanos el mensaje pascual fundamental, desde ese momento El y sus discípulos van a permanecer inseparablemente unidos como miembros de la única familia de Dios. Ella no es solo la primera en contemplar a Cristo resucitado y la apóstol de apóstoles, sino también la portadora del mensaje de la nueva creación, Jesús se lo encomendó aunque era muy consciente de que el testimonio de las mujeres no contaba en la cultura judía. Su glorificación marca el comienzo de una nueva cultura cristológica.

Es interesante anotar que en los relatos de la apariciones del resucitado esta presente como algo fundamental la dimensión misionera, se lo dice también a María Magdalena tiene que ir a anunciar a sus hermanos que ha visto al Resucitado. El contemplar a Cristo resucitado nos impulsa a toda la Iglesia a ser comunicadora y anunciadora de esta nueva realidad, se convierte asi en anunciadora de una vida nueva.