jueves, 30 de septiembre de 2010

Lectura del día

Primera Lectura
Lectura del libro de Job
(19, 21-27)

Job tomó la palabra y dijo:

“Tengan compasión de mí, amigos míos, tengan compasión de mí, pues me ha herido la mano del Señor. ¿Por qué se ensañan contra mí, como lo hace Dios, y no se cansan de escarnecerme?

Ojalá que mis palabras se escribieran; ojalá que se grabaran en láminas de bronce o con punzón de hierro se esculpieran en la roca para siempre.

Yo sé bien que mi defensor está vivo y que al final se levantará a favor del humillado; de nuevo me revestiré de mi piel y con mi carne veré a mi Dios; yo mismo lo veré y no otro, mis propios ojos lo contemplarán. Esta es la firme esperanza que tengo”.

Palabra de Dios.
Te alabamos, Señor.


Salmo Responsorial Salmo 26

No me abandones, Dios mío.

Oye, Señor, mi voz y mis clamores y tenme compasión; el corazón me dice que te busque y buscándote estoy.

No me abandones, Dios mío.

No rechaces con cólera a tu siervo, tú eres mi único auxilio; no me abandones ni me dejes solo, Dios y salvador mío.

No me abandones, Dios mío.

La bondad del Señor espero ver en esta misma vida. Armate de valor y fortaleza y en el Señor confía.

No me abandones, Dios mío.

Evangelio
† Lectura del santo Evangelio
según san Lucas (10, 1-12)
Gloria a ti, Señor.

En aquel tiempo, designó el Señor a otros setenta y dos discípulos y los mandó por delante, de dos en dos, a todos los pueblos y lugares a donde pensaba ir, y les dijo:

“La cosecha es mucha y los trabajadores pocos. Rueguen, por tanto, al dueño de la mies que envíe trabajadores a sus campos. Pónganse en camino; los envío como corderos en medio de lobos. No lleven ni dinero, ni morral, ni sandalias y no se detengan a saludar a nadie por el camino. Cuando entren en una casa, digan: ‘Que la paz reine en esta casa’. Y si allí hay gente amante de la paz, el deseo de paz de ustedes se cumplirá; sino, no se cumplirá.

Quédense en esa casa. Coman y beban de lo que tengan, porque el trabajador tiene derecho a su salario. No anden de casa en casa. En cualquier ciudad donde entren y los reciban, coman lo que les den. Curen a los enfermos que haya y díganles: ‘Ya se acerca a ustedes el Reino de Dios’.

Pero si entran en una ciudad y no los reciben, salgan por las calles y digan: ‘Hasta el polvo de esta ciudad que se nos ha pegado a los pies nos lo sacudimos, en señal de protesta contra ustedes. De todos modos, sepan que el Reino de Dios está cerca’. Yo les digo que en el día del juicio, Sodoma será tratada con menos rigor que esa ciudad”.

Palabra del Señor.
Gloria a ti, Señor Jesús.

Reflexión

La construcción del Reino no es cuestión de personas individualistas. Jesús envía a los setenta y dos, pero no los envió cada cual por su lado, los envió de dos en dos. Son pocos los que se arriesgan dejar todo por seguir a Jesús, porque sus implicaciones son muy serias. Por eso, la petición al Señor de que envíe más trabajadores a su viña es una realidad que debemos que tener presente. El seguimiento/envío de Jesús no es tarea fácil. Jesús da las pautas para la misión: no lleven bolsa, ni alforja ni sandalias, es decir, nada material es necesario. Coman de lo que les sirvan. Serán muchas las dificultades: los envío como corderos entre lobos (v. 3), nos enfrentaremos con personas que no estarán a favor nuestro ni del Proyecto del Reino y las consecuencias pueden ser muy duras. El mensaje que vamos a llevar no es de muy buen gusto para todas las personas y de seguro va a incomodar a muchos, porque sacude estructuras injustas que oprimen al ser humano. Pero hay que ponernos en marcha. El mundo necesita hombres y mujeres de paz y bien, que transmitan esa paz y esa bondad que tanto anhelamos.

miércoles, 29 de septiembre de 2010

Lectura del día

Primera Lectura
Lectura del libro del profeta
Daniel (7, 9-10. 13-14)

Yo, Daniel, tuve una visión nocturna: vi que colocaban unos tronos y un anciano se sentó. Su vestido era blanco como la nieve, y sus cabellos, blancos como lana. Su trono, llamas de fuego, con ruedas encendidas. Un río de fuego brotaba delante de él. Miles y miles lo servían, millones y millones estaban a sus órdenes. Comenzó el juicio y se abrieron los libros.

Yo seguí contemplando en mi visión nocturna y vi a alguien semejante a un hijo de hombre, que venía entre las nubes del cielo. Avanzó hacia el anciano de muchos siglos y fue introducido a su presencia.

Entonces recibió la soberanía, la gloria y el reino. Y todos los pueblos y naciones de todas las lenguas lo servían. Su poder nunca se acabará, porque es un poder eterno, y su reino jamás será destruido.

Palabra de Dios.
Te alabamos, Señor.

Salmo Responsorial Salmo 137

Te cantaremos, Señor,
delante de tus ángeles.

De todo corazón te damos gracias, Señor, porque escuchaste nuestros ruegos. Te cantaremos delante de tus ángeles, te adoraremos en tu templo.

Te cantaremos, Señor,
delante de tus ángeles.

Señor, te damos gracias por tu lealtad y por tu amor: siempre que te invocamos nos oíste y nos llenaste de valor.

Te cantaremos, Señor,
delante de tus ángeles.

Que todos los reyes de la tierra te reconozcan, al escuchar tus prodigios. Que alaben tus caminos, porque tu gloria es inmensa.

Te cantaremos, Señor,
delante de tus ángeles.

Evangelio
† Lectura del santo Evangelio
según san Juan (1, 47-51)
Gloria a ti, Señor.

En aquel tiempo, cuando Jesús vio que Natanael se acercaba, dijo: “Este es un verdadero israelita en el que no hay doblez”. Natanael le preguntó:

“¿De dónde me conoces?”

Jesús le respondió: “Antes de que Felipe te llamara, te vi cuando estabas debajo de la higuera”. Respondió Natanael:

“Maestro, tú eres el Hijo de Dios, tú eres el rey de Israel”. Jesús le contestó: “Tú crees, porque te he dicho que te vi debajo de la higuera. Mayores cosas has de ver”. Después añadió: “Yo les aseguro que verán el cielo abierto y a los ángeles de Dios subir y bajar sobre el Hijo del hombre”.

Palabra del Señor.
Gloria a ti, Señor Jesús.


Reflexion

Hoy celebramos la fiesta de los Santos Arcángeles Miguel, Gabriel y Rafael. La palabra Arcángel proviene de dos partículas: “Arch”, que significa el principal, y “angelos” que significa mensajero, es decir, “el principal entre los mensajeros”. Miguel significa: “¿Quién como Dios?”. En la Biblia lo nombran varias veces (Dn 10, 13; Ap 12, 7).

Gabriel significa: “Fortaleza de Dios”. Él fue el que le anunció al profeta Daniel el tiempo en el que iba a llegar el Redentor. Dice así el profeta: “Estaba yo rezando cuando se me apareció Gabriel, el personaje que había visto antes en la visión” (Dan 9, 21). En el evangelio de Lucas es el ángel encargado de anunciar a la Virgen María el nacimiento de Jesús, el Hijo de Dios: “Fue enviado por Dios el ángel Gabriel a una ciudad de Galilea, a una virgen llamada María” (Lc 1, 26).

San Rafael significa: “Medicina de Dios”. Fue el arcángel enviado por Dios para quitarle la ceguera a Tobías y acompañar al hijo de éste en un larguísimo y peligroso viaje y conseguirle una santa esposa.

Pidamos a los Santos Arcángeles que intercedan ante Dios por toda la humanidad, que tanto necesita de su amor misericordioso.

martes, 28 de septiembre de 2010

Primera Lectura
Lectura del libro de Job
(3, 1-3. 11. 16. 12-15. 17. 20-23)

Job abrió sus labios y maldijo el día de su nacimiento, diciendo: “¡Maldito el día en que nací, la noche en que se dijo: ‘Ha sido concebido un varón’! ¿Por qué no morí en el seno de mi madre? ¿Por qué no perecí al salir de sus entrañas o no fui como un aborto que se entierra, una creatura que no llegó a ver la luz? ¿Por qué me recibió un regazo y unos pechos me amamantaron? Ahora dormiría tranquilo y descansaría en paz, con los reyes de la tierra, que se construyen mausoleos, o con los nobles, que amontonan oro y plata en sus palacios. Allí ya no perturban los malvados y forzosamente reposan los inquietos.

¿Para qué dieron la luz de la vida a un miserable, aquel que la pasa en amargura; al que ansía la muerte, que no llega, y la busca como un tesoro escondido; al que se alegraría ante la tumba y gozaría al recibir la sepultura; al hombre que no encuentra su camino, porque Dios le ha cerrado las salidas?”

Palabra de Dios.
Te alabamos, Señor.

Salmo Responsorial Salmo 87

Señor, presta oído a mi clamor.

Señor, Dios mío, de día te pido auxilio, de noche grito en tu presencia. Que llegue hasta ti mi
súplica, presta oído a mi clamor.

Señor, presta oído a mi clamor.

Porque mi alma está llena de desdichas y mi vida está al borde del abismo; ya me cuentan entre los que bajan a la tumba, soy como un inválido.

Señor, presta oído a mi clamor.

Tengo ya mi lugar entre los muertos, igual que los cadáveres que yacen en las tumbas, de los cuales, Señor, ya no te acuerdas, porque fueron arrancados de tu mano.

Señor, presta oído a mi clamor.

Me has colocado en el fondo de la tumba, en las tinieblas del abismo. Tu cólera pesa sobre mí, y estrellas contra mí todas tus olas.

Señor, presta oído a mi clamor.

Evangelio
† Lectura del santo Evangelio
según san Lucas (9, 51-56)
Gloria a ti, Señor.


Cuando ya se acercaba el tiempo en que tenía que salir de este mundo, Jesús tomó la firme determinación de emprender el viaje a Jerusalén. Envió mensajeros por delante y ellos fueron a una aldea de Samaria para conseguirle alojamiento; pero los samaritanos no quisieron recibirlo, porque supieron que iba a Jerusalén.

Ante esta negativa, sus discípulos Santiago y Juan le dijeron: “Señor, ¿quieres que hagamos bajar fuego del cielo para que acabe con ellos?”

Pero Jesús se volvió hacia ellos y los reprendió. Después se fueron a otra aldea.

Palabra del Señor.
Gloria a ti, Señor Jesús.

Reflexión

La ida (subida) a Jerusalén es una constante en el evangelio de Lucas. Jerusalén es el lugar donde Jesús consumará su misión, lugar en que han de morir los grandes profetas. Jesús, obediente a la voluntad del Padre, decide caminar hacia esta ciudad a pesar de las dificultades y oposiciones. Envía a dos mensajeros que entraron a Samaria a pedir alojamiento. Jesús se encontraba en la región de Galilea y le tocaba pasar por tierras samaritanas para llegar a Judea donde estaba ubicada Jerusalén. Los samaritanos no eran nada amigables con los judíos por razones históricas, y por eso, no quisieron recibir a Jesús, y más cuando se enteraron que se dirigía hacia Jerusalén. Santiago y Juan, a quienes el mismo Jesús apodó como “los hijos del trueno” (Mc 3, 17), querían enviar fuego/rayo del cielo, haciendo alusión al profeta Elías cuando pidió en dos ocasiones que bajara fuego del cielo para acabar con sus enemigos (2 Re 1, 10). Pero Jesús les reprende como signo de que no quiere la violencia para cumplir su misión. La invitación de Jesús es a que asumamos decididamente nuestra misión y que nuestro testimonio de vida sea coherente con nuestra opción.

lunes, 27 de septiembre de 2010

Lectura dal día

Primera Lectura
Lectura del libro de Job
(1, 6-22)

Un día fueron los ángeles a presentarse ante el Señor y entre ellos llegó también Satanás. El Señor le preguntó: “¿De dónde vienes?” El respondió: “De dar una vuelta por la tierra”.

El Señor le dijo: “¿Te fijaste en mi siervo Job? No hay nadie como él en la tierra; es un hombre íntegro y recto, que teme a Dios y se aparta del mal”.

Satanás le respondió:

“¿Y crees tú que su temor a Dios es desinteresado? ¿Acaso no has construido tú mismo una cerca protectora alrededor de él, de su familia y de todos sus bienes? Has bendecido el trabajo de sus manos y sus rebaños se han multiplicado por todo el país. Pero hazle sentir un poco el peso de tu mano, daña sus posesiones y verás cómo te maldice en tu propia cara”.

El Señor le dijo:

“Haz lo que quieras con sus cosas, pero a él no lo toques”.

Y Satanás se retiró de la presencia del Señor.

Un día en que los hijos e hijas de Job estaban comiendo en casa del hermano mayor, llegó un mensajero a la casa de Job y le dijo: “Tus bueyes estaban arando y tus burras pastando en el mismo lugar, cuando cayeron sobre ellos unos bandidos, apuñalaron a los criados y se llevaron el ganado. Sólo yo pude escapar para contártelo”.

No había acabado de hablar, cuando llegó otro criado y le dijo: “Cayó un rayo y quemó y consumió tus ovejas y a tus pastores. Sólo yo pude escapar para contártelo”.

No había acabado de hablar, cuando llegó otro y le dijo:

“Una banda de sabeos, divididos en tres grupos, se lanzaron sobre los camellos y se los llevaron y apuñalaron a los criados. Sólo yo pude escapar para contártelo”.

No había acabado de hablar, cuando llegó otro y le dijo: “Estaban tus hijos e hijas comiendo en casa de su hermano mayor, cuando un fuerte viento vino del desierto y embistió por los cuatro costados la casa, que se derrumbó y los mató. Sólo yo pude escapar para contártelo”.

Entonces Job se levantó y rasgó sus vestiduras. Luego se rapó la cabeza, se postró por tierra en oración y dijo:

“Desnudo salí del vientre de mi madre y desnudo volveré allá. El Señor me lo dio, el Señor me lo quitó; esa fue su voluntad: ¡Bendito sea el nombre del Señor!”

A pesar de todo lo que le sucedió, Job no pecó ni profirió ninguna insolencia contra Dios.

Palabra de Dios.
Te alabamos, Señor.

Salmo Responsorial Salmo 16

Señor,
escucha nuestra súplica.

Señor, hazme justicia y a mi clamor atiende; presta oído a mi súplica, pues mis
labios no mienten.

Señor,
escucha nuestra súplica.

Júzgame tú, Señor, pues tus ojos miran al que es honrado. Examina mi corazón, revísalo de noche, pruébame a fuego y no hallarás malicia en mí.

Señor,
escucha nuestra súplica.

A ti mi voz elevo, pues sé que me respondes. Atiéndeme, Dios mío, y escucha mis palabras; muéstrame los prodigios de tu misericordia, pues a quien acude a ti, de sus contrarios salvas.

Señor,
escucha nuestra súplica.

Evangelio
† Lectura del santo Evangelio
según san Lucas (9, 46-50)
Gloria a ti, Señor.

Un día, surgió entre los discípulos una discusión sobre quién era el más grande de ellos. Dándose cuenta Jesús de lo que estaban discutiendo, tomó a un niño, lo puso junto a sí y les dijo: “El que reciba a este niño en mi nombre, me recibe a mí; y el que me recibe a mí, recibe también al que me ha enviado. En realidad el más pequeño entre todos ustedes, ése es el más grande”.

Entonces, Juan le dijo:

“Maestro, vimos a uno que estaba expulsando a los demonios en tu nombre; pero se lo prohibimos, porque no anda con nosotros”. Pero Jesús respondió: “No se lo prohíban, pues el que no está contra ustedes, está en favor de ustedes”.

Palabra del Señor.
Gloria a ti, Señor Jesús.


Reflexión

En este pasaje podemos sacar dos actitudes que nos enseña Jesús. En primer lugar, la pedagogía que emplea de colocar a un niño como modelo de grandeza, dignidad y honor. Para los discípulos esto era inconcebible porque el niño era un ser sin importancia, símbolo de la impotencia, de debilidad, sin pretensiones, sin poder, sin autoridad, ¿cómo nos pide el Señor que seamos niños bajo estas condiciones? El mensaje que está de fondo es el de renunciar al poder y adoptar la humildad y servicio a los demás. No es volver a ser niños, sino volverse como niño, ser fieles a la posibilidad de ser parte del Reino. Quien quiera ser el primero que se haga el servidor de todos.

La segunda actitud es la capacidad de Jesús para aceptar y acoger a otros que no forman parte del grupo pero que, sin embargo, están expulsando demonios, es decir, están trabajando en pro del Reino. La invitación es a que estemos abiertos a otras concepciones de índole religiosa que también están luchando por un mundo mejor, trabajando por la causa del Reino aunque no se hagan llamar católicos (en el caso de los protestantes) o cristianos (en el caso de los de otras religiones)

sábado, 25 de septiembre de 2010

Lectura del día

Primera Lectura
Lectura del libro del
Eclesiastés (Cohélet)
(11, 9—12, 8)

Alégrate, joven, durante tu juventud, disfruta de corazón tus años jóvenes. Sigue el camino que te indique el corazón y lo que deleita a tus ojos. Pero no olvides que de todo ello Dios te pedirá cuentas. Aleja de tu corazón la tristeza y de tu cuerpo el sufrimiento; pero recuerda que los placeres de la juventud son cosas que se acaban.

Acuérdate de tu Creador en tus años jóvenes, antes de que vengan los días amargos y se te echen encima los años en que dirás: “No hallo gusto en nada”.Antes de que se nuble la luz del sol, la luna y las estrellas, y retornen las nubes tras la lluvia.

Cuando tiemblen los guardias de la casa y se dobleguen los valientes. Cuando las que muelen sean pocas y dejen de trabajar y las que miran por las ventanas se queden ciegas. Cuando las puertas de la calle se cierren y se apague el ruido del molino. Cuando enmudezca el canto de las aves y cesen todas las canciones. Cuando den miedo las alturas y los peligros del camino.

Cuando florezca el almendro y se arrastre la langosta y no dé gusto la alcaparra, porque el hombre se va a su eterna morada y circulan por la calle los dolientes.

Antes de que se rompa el cordón de plata, antes de que se quiebre la lámpara de oro, antes de que se haga añicos el cántaro junto a la fuente, antes de que se caiga la polea dentro del pozo, antes de que el polvo vuelva a la tierra, a lo que era, y el espíritu vuelva a Dios, que es quien lo ha dado.

Todas las cosas, absolutamente todas, dice Cohélet, son vana ilusión.

Palabra de Dios.
Te alabamos, Señor.

Salmo Responsorial Salmo 89

Tú eres, Señor,
nuestro refugio.

Tú, Señor, haces volver al polvo a los humanos, diciendo a los mortales que retornen. Mil años son para ti como un día que ya pasó; como una breve noche.

Tú eres, Señor,
nuestro refugio.

Nuestra vida es tan breve como un sueño; semejante a la hierba, que despunta y florece en la mañana y por la tarde se marchita y se seca.

Tú eres, Señor,
nuestro refugio.

Enséñanos a ver lo que es la vida y seremos sensatos. ¿Hasta cuándo, Señor, vas a tener compasión de tus siervos? ¿Hasta cuándo?

Tú eres, Señor,
nuestro refugio.

Llénanos de tu amor por la mañana y júbilo será la vida toda. Que el Señor bondadoso nos ayude y dé prosperidad a nuestras obras.

Tú eres, Señor,
nuestro refugio.


Evangelio
† Lectura del santo Evangelio
según san Lucas (9, 43-45)
Gloria a ti, Señor.

En aquel tiempo, como todos comentaban, admirados, los prodigios que Jesús hacía, éste dijo a sus discípulos: “Presten mucha atención a lo que les voy a decir: El Hijo del hombre va a ser entregado en manos de los hombres”.

Pero ellos no entendieron estas palabras, pues un velo les occultaba su sentido y se las volvía incomprensibles. Y tenían miedo de preguntarle acerca de este asunto.

Palabra del Señor.
Gloria a ti, Señor Jesús.

Reflexión

Las consecuencias de optar por causas que vayan en contra de los que oprimen y marginan a los pueblos (dimensión profética) son, en primer lugar, la persecución, que sería la forma de escarmentar a la persona o grupo de personas que se han inclinado por la defensa de los derechos del ser humano. En segundo lugar, si el escarmiento no da resultado, la opción es darles muerte a los “enemigos del sistema”. Jesús sabía que su opción radical por los marginados y oprimidos lo llevaría a la muerte, pero no porque supiera cómo iba a morir sino, más bien, porque conocía la suerte de muchos que denunciaron las injusticias y marginaciones. La muerte de Jesús es el acto de amor más grande que se ha realizado en la historia de la humanidad. No fue una muerte cualquiera, sino que la trascendencia de su muerte fue, es y seguirá siendo la salvación de toda la humanidad. En este pasaje Jesús anuncia por segunda vez su pasión: El Hijo del Hombre va a ser entregado en manos de hombres (v. 44). Cosa impensable para los discípulos y por eso no logran entender. Preguntémonos: ¿estamos preparados y dispuestos a asumir la cruz como el acto de amor por excelencia? ¿Somos capaces de dar la vida por el mundo?

viernes, 24 de septiembre de 2010

Lectura del día

Primera Lectura
Lectura del libro del
Eclesiastés (Cohélet) (3, 1-11)


Hay un tiempo para cada cosa y todo lo que hacemos bajo el sol tiene su tiempo.

Hay un tiempo para nacer y otro para morir; uno para plantar y otro para arrancar lo plantado. Hay un tiempo para matar y otro para curar; uno para destruir y otro para edificar. Hay un tiempo para llorar y otro para reír; uno para gemir y otro para bailar. Hay un tiempo para lanzar piedras y otro para recogerlas; uno para abrazarse y otro para separarse. Hay un tiempo para ganar y otro para perder; uno para retener y otro para desechar. Hay un tiempo para rasgar y otro para coser; uno para callar y otro para hablar.

Hay un tiempo para amar y otro para odiar; uno para hacer la guerra y otro para hacer la paz. ¿Qué provecho saca el que se afana en su trabajo? He observado todas las tareas que Dios ha encomendado a los hombres para que en ellas se ocupen.

Todo lo ha hecho Dios a su debido tiempo y le ha dado el mundo al hombre para que reflexione sobre él; pero el hombre no puede abarcar las obras de Dios desde el principio hasta el fin.

Palabra de Dios.
Te alabamos, Señor.


Salmo Responsorial Salmo 143

Bendito sea el Señor,
mi fortaleza.

Bendito sea el Señor, mi roca firme; él adiestró mis manos y mis dedos para luchar en lides.

Bendito sea el Señor,
mi fortaleza.

El es mi amigo fiel, mi fortaleza, mi seguro escondite, escudo en que me amparo, el que los pueblos a mis plantas rinde.

Bendito sea el Señor,
mi fortaleza.

Señor, ¿qué tiene el hombre para que en él te fijes? ¿Qué hay en él de valor, para que así lo estimes? El hombre es como un soplo; sus días, como sombra que se extingue.

Bendito sea el Señor,
mi fortaleza.

Evangelio
† Lectura del santo Evangelio
según san Lucas (9, 18-22)
Gloria a ti, Señor.

Un día en que Jesús, acompañado de sus discípulos, había ido a un lugar solitario para orar, les preguntó:

“¿Quién dice la gente que soy yo?” Ellos contestaron: “Unos dicen que eres Juan el Bautista; otros, que Elías; y otros, que alguno de los antiguos profetas, que ha resucitado”.

El les dijo: “Y ustedes, ¿quién dicen que soy yo?” Respondió Pedro: “El Mesías de Dios”. Entonces Jesús les ordenó severamente que no lo dijeran a nadie.

Después les dijo:

“Es necesario que el Hijo del hombre sufra mucho, que sea rechazado por los ancianos, los sumos sacerdotes y los escribas, que sea entregado a la muerte y que resucite al tercer día”.

Palabra del Señor.
Gloria a ti, Señor Jesús.

Reflexión

Lucas, en este pasaje, nos presenta a Jesús como el Mesías de Dios. Ayer veíamos al rey Herodes preocupado por las maravillas que hacía Jesús, y se preguntaba: ¿Quién era este hombre? Hoy, el evangelista coloca la pregunta en boca de Jesús: ¿Quién dice la multitud que soy yo?. Las respuestas son totalmente iguales a las que le dieron a Herodes en la perícopa anterior: Unos que Juan el Bautista, otros que Elías, otros dicen que ha surgido un profeta de los antiguos (v. 19). Pero Jesús, quería una respuestas más personal, y que viniera de los suyos: Y ustedes, ¿quién dicen que soy yo? Pedro se lanza a la respuesta y contesta en nombre de todos: Tú eres el Mesías de Dios (v. 20). A la respuesta que da Pedro le sigue una orden rotunda: no se lo digan a nadie (V. 21). Obviamente Jesús no quería tener problemas con las autoridades, pero era inminente la cercanía de su muerte. El seguimiento de Jesús trae sus implicaciones, y muy fuertes: dar la vida, que sería lo mismo que morir por una causa justa. Y nosotros, ¿qué decimos quien es Jesús? ¿Significa algo afirmar que Jesús es el Mesías, nuestro liberador?

jueves, 23 de septiembre de 2010

Lectura del dia

Primera Lectura
Lectura del libro del
Eclesiastés (Cohélet) (1, 2-11)

Todas las cosas, absolutamente todas, son vana ilusión. ¿Qué provecho saca el hombre de todos sus trabajos en la tierra? Pasa una generación y viene otra, pero la tierra permanece siempre.

El sol sale y se pone; corre y llega a su lugar, de donde vuelve a salir. Sopla el viento hacia el sur y gira luego hacia el norte, y dando vueltas y más vueltas, vuelve siempre a girar. Todos los ríos van al mar, pero el mar nunca se llena; regresan al punto de donde vinieron y de nuevo vuelven a correr.

Todo es difícil de entender:

no deja el hombre de cavilar, no se cansan los ojos de ver ni los oídos de oír. Lo que antes existió, eso volverá a existir. Lo que antes se hizo, eso se volverá a hacer. No hay nada nuevo bajo el sol.

Si de alguna cosa dicen:

“Mira, esto sí es nuevo”, aun esa cosa existió ya en los siglos anteriores a nosotros. Nadie se acuerda de los antiguos y lo mismo pasará con los que vengan: no se acordarán de ellos sus sucesores.

Palabra de Dios.
Te alabamos, Señor.

Salmo Responsorial Salmo 89

Tú eres, Señor,
nuestro refugio.

Tú, Señor, haces volver al polvo a los humanos, diciendo a los mortales que retornen. Mil años son para ti como un día, que ya pasó; como una breve noche.

Tú eres, Señor,
nuestro refugio.

Nuestra vida es tan breve como un sueño; semejante a la hierba, que despunta y florece en la mañana y por la tarde se marchita y se seca.

Tú eres, Señor,
nuestro refugio.

Enséñanos a ver lo que es la vida y seremos sensatos. ¿Hasta cuándo, Señor, vas a tener compasión de tus siervos? ¿Hasta cuándo?

Tú eres, Señor,
nuestro refugio.

Llénanos de tu amor por la mañana y júbilo será la vida toda. Que el Señor bondadoso nos ayude y dé prosperidad a nuestras obras.

Tú eres, Señor,
nuestro refugio.


Evangelio
† Lectura del santo Evangelio
según san Lucas (9, 7-9)
Gloria a ti, Señor.

En aquel tiempo, el rey Herodes se enteró de todos los prodigios que Jesús hacía y no sabía a qué atenerse, porque unos decían que Juan había resucitado; otros, que había regresado Elías, y otros, que había vuelto a la vida uno de los antiguos profetas.

Pero Herodes decía:

“A Juan yo lo mandé decapitar. ¿Quién será, pues, éste del que oigo semejantes cosas?” Y tenía curiosidad de ver a Jesús.

Palabra del Señor.
Gloria a ti, Señor Jesús.


Reflexión

Ayer hablábamos sobre el discípulo y la misión que éste debía de efectuar en el seguimiento de Jesús: proclamar el reino de Dios. Hoy, Lucas nos presenta al rey Herodes Antipas, hijo de Herodes el Grande, desconcertado por los prodigios que Jesús hacía por los lados de Cafarnaúm y pueblos aledaños, y se preguntaba: ¿Quién será éste de quien oigo tales cosas? Unos decían que Juan el Bautista había resucitado de entre los muertos. Recordemos que a Juan lo mandó a decapitar el mismo Herodes por influencia de Herodías. Juan denunció a Herodes por haber tomado como mujer a la mujer (Herodías) de su hermano Filipo. Otros decían que era Elías. Elías fue el profeta que anunció el comienzo de los últimos tiempos, por medio del cual vendría el Mesías, e Israel reinaría sobre todas las naciones. Otros veían a Jesús como un profeta más a la manera de los grandes profetas del antiguo Israel. Herodes deseaba ver a Jesús, pero ¿con qué intención? Es lógico que no eran buenas las intenciones del virrey de Galilea, porque ese tal Jesús estaba suscitando un movimiento que atentaba contra su poder. La dimensión profética de Jesús va marcando el caminar misionero de sus discípulos.

miércoles, 22 de septiembre de 2010

Lectura del dia

Primera Lectura
Lectura del libro de los
Proverbios (30, 5-9)

Toda palabra de Dios es verdadera. El Señor es un escudo para cuantos en él confían. No alteres para nada sus palabras, no sea que te reprenda y resultes mentiroso.

Dos cosas te pido, Señor, antes de morir, no me las niegues: líbrame de la falsedad y la mentira; no me des pobreza ni riqueza, dame tan sólo lo necesario para vivir, no sea que la abundancia me aparte de ti y me haga olvidarte; no sea que la pobreza me obligue a robar y me lleve a ofenderte.

Palabra de Dios.
Te alabamos, Señor.

Salmo Responsorial Salmo 118

Condúceme, Señor,
por tu camino.

Apártame de los caminos falsos y dame la gracia de cumplir tu voluntad. Para mí valen más tus enseñanzas que miles de monedas de oro y plata.

Condúceme, Señor,
por tu camino.

Tu palabra, Señor, es eterna, más estable que el cielo. Aparto mi pie de toda senda mala para cumplir tus palabras.

Condúceme, Señor,
por tu camino.

Medito tus decretos y odio el camino de la mentira. Detesto y aborrezco la mentira y amo tu voluntad.

Condúceme, Señor,
por tu camino.

Evangelio
† Lectura del santo Evangelio
según san Lucas (9, 1-6)
Gloria a ti, Señor.

En aquel tiempo, Jesús reunió a los Doce y les dio poder y autoridad para expulsar toda clase de demonios y para curar enfermedades. Luego los envió a predicar el Reino de Dios y a curar a los enfermos.

Y les dijo: “No lleven nada para el camino: ni bastón, ni morral, ni comida, ni dinero, ni dos túnicas. Quédense en la casa donde se alojen, hasta que se vayan de aquel sitio. Y si en algún pueblo no los reciben, salgan de ahí y sacúdanse el polvo de los pies en señal de acusación”.

Ellos se pusieron en camino y fueron de pueblo en pueblo, predicando el Evangelio y curando en todas partes.

Palabra del Señor.
Gloria a ti, Señor Jesús.

Reflexión

El envío-misión que hace Jesús a sus discípulos tiene un objetivo fundamental: proclamar el reino de Dios. Esto lo podríamos traducir en la dignificación del ser humano, en luchar por un mundo mejor en paz, solidaridad y justicia. Para este tipo de trabajo es necesario el desprendimiento total de cosas que nos atan y no nos dejan ser y estar libres para la misión: no lleven nada para el camino: ni bastón ni alforja, ni pan ni dinero, ni dos túnicas. Es lógico que para ser discípulo, primero tenemos que sentirnos llamados-convocados por el mismo Señor. El Señor llama y respeta la libertad de la persona a quien convoca. Al aceptar el llamado, se asume con responsabilidad la misión que se le encargue, y desde allí comienza el trabajo apostólico. Y nosotros, ¿nos sentimos llamados a formar parte de la misión que Jesús encomendó a la Iglesia? La V Conferencia del Episcopado Latinoamericana (CELAM), realizada en Aparecida, Brasil, nos llama a ser “discípulos y misioneros de Jesucristo para que nuestros pueblos en Él tengan vida”. El énfasis misionero de la Iglesia en los últimos años ha sido fundamental y una necesidad que se está tratando de rescatar. La Iglesia es misionera por naturaleza.

martes, 21 de septiembre de 2010

Lectura del dia

Primera Lectura
Lectura de la carta del apóstol
san Pablo a los efesios
(4, 1-7. 11-13)

Hermanos: Yo, Pablo, prisionero por la causa del Señor, los exhorto a que lleven una vida digna del llamamiento que han recibido. Sean siempre humildes y amables; sean comprensivos y sopórtense mutuamente con amor; esfuércense en mantenerse unidos en el espíritu con el vínculo de la paz.

Porque no hay más que un solo cuerpo y un solo Espíritu, como es también sólo una la esperanza del llamamiento que ustedes han recibido. Un solo Señor, una sola fe, un solo bautismo, un solo Dios y Padre de todos, que reina sobre todos, actúa a través de todos y vive en todos.

Cada uno de nosotros ha recibido la gracia en la medida en que Cristo se la ha dado. El fue quien concedió a unos ser apóstoles; a otros, ser profetas; a otros, ser evangelizadores; a otros, ser pastores y maestros. Y esto, para capacitar a los fieles, a fin de que, desempeñando debidamente su tarea, construyan el cuerpo de Cristo, hasta que todos lleguemos a estar unidos en la fe y en el conocimiento del Hijo de Dios y lleguemos a ser hombres perfectos, que alcancemos en todas sus dimensiones la plenitud de Cristo.

Palabra de Dios.
Te alabamos, Señor.

Salmo Responsorial Salmo 18

El mensaje del Señor resuena
en toda la tierra.

Los cielos proclaman la gloria de Dios y el firmamento anuncia la obra de sus manos. Un día comunica su mensaje al otro día y una noche se lo trasmite a la otra noche.

El mensaje del Señor
resuena en toda la tierra.

Sin que pronuncien una palabra, sin que resuene su voz, a toda la tierra llega su sonido, y su mensaje hasta el fin del mundo.

El mensaje del Señor
resuena en toda la tierra.

Evangelio
† Lectura del santo Evangelio
según san Mateo (9, 9-13)
Gloria a ti, Señor.

En aquel tiempo, Jesús vio a un hombre llamado Mateo, sentado a su mesa de recaudador de impuestos, y le dijo:

“Sigueme”. El se levantó y lo siguió.

Después, cuando estaba a la mesa en casa de Mateo, muchos publicanos y pecadores se sentaron también a comer con Jesús y sus discípulos. Viendo esto, los fariseos preguntaron a los discípulos: “¿Por qué su Maestro come con publicanos y pecadores?”

Jesús los oyó y les dijo:

“No son los sanos los que necesitan de médico, sino los enfermos. Vayan, pues, y aprendan lo que significa: Yo quiero misericordia y no sacrificios.

Yo no he venido a llamar a los justos, sino a los pecadores”.

Palabra del Señor.
Gloria a ti, Señor Jesús.

Reflexión

Este bello pasaje que nos regala Mateo nos está llamando la atención en tres aspectos muy significativo. En primer lugar, al seguimiento. Jesús llama a un recaudador de impuestos (Mateo), acto impensable para un maestro, sabiendo lo que significaba para los judíos este tipo de personas. Eran consideradas impuras, pecadoras, traidoras, etc., es decir, no eran muy bien vistas por el pueblo. Jesús llamó a uno de ellos. En segundo lugar, la disponibilidad para el seguimiento, se levantó y le siguió (v. 9b). A pesar de las críticas que generó el tener a un “publicano-pecador” entre los suyos, Jesús hace caso omiso y sigue adelante con su proyecto. Y más aun, come con ellos. En tercer lugar, la misión de los seguidores, los destinatarios de esa misión no son solamente las personas “buenas” sino principalmente los pecadores, porque no son los sanos que necesitan médico sino los enfermos. En nuestros contextos eclesiales muchas veces juzgamos la actitud de alguien por querer acoger a “pecadores”, que han sido señalados por la sociedad. El Señor nos invita a ser misericordiosos con todos, sin excluir a nadie.

lunes, 20 de septiembre de 2010

Lectura del dia

Primera Lectura
Lectura del libro de los
Proverbios (3, 27-34)


Hijo mío, no le niegues un favor a quien lo necesita, si lo puedes hacer. Si le puedes dar ahora a tu prójimo lo que te pide, no le digas: “Vete y vuelve mañana”.

No pienses en hacerle daño a tu prójimo, que ha puesto su confianza en ti. Con nadie entables pleito sin motivo, si no te ha hecho ningún daño.

No envidies al hombre malvado ni imites nunca sus acciones, porque el Señor aborrece a los perversos y es amigo del hombre justo.

El Señor maldice la casa del malvado y llena de bendiciones la del justo. El Señor se burla de aquellos que se burlan y con los humildes se muestra bondadoso. Los sensatos recibirán honores y los insensatos, ignominia.
Palabra de Dios.
Te alabamos, Señor.

Salmo Responsorial Salmo 14

¿Quién será grato a tus ojos,
Señor?

El hombre que procede honradamente y obra con justicia; el que es sincero en todas sus palabras y con su lengua a nadie desprestigia.

¿Quién será grato a tus ojos,
Señor?

Quien no hace mal al prójimo ni difama al vecino; quien no ve con aprecio a los malvados, pero honra a quienes temen al Altísimo.

¿Quién será grato a tus ojos,
Señor?


Quien presta sin usura y quien no acepta sobornos en perjuicio de inocentes, ése será agradable a los ojos de Dios eternamente.

¿Quién será grato a tus ojos,
Señor?

Evangelio
† Lectura del santo Evangelio
según san Lucas (8, 16-18)
Gloria a ti, Señor.


En aquel tiempo, Jesús dijo a la multitud: “Nadie enciende una vela y la tapa con alguna vasija o la esconde debajo de la cama, sino que la pone en un candelero, para que los que entren puedan ver la luz. Porque nada hay oculto que no llegue a descubrirse, nada secreto que no llegue a saberse o a hacerse público.

Fíjense, pues, si están entendiendo bien, porque al que tiene se le dará más; pero al que no tiene se le quitará aun aquello que cree tener”.
Palabra del Señor.
Gloria a ti, Señor Jesús.

Reflexión

El evangelio de hoy está haciendo una exhortación muy importante para nosotros que nos llamamos cristianos. Ser lámparas encendidas que iluminen a la humanidad. Pero para ser lámparas necesitamos recibir la luz que nos viene de la Palabra de Dios. Llevar la Palabra significa llevar a Jesús mismo. El que ha recibido la Palabra de Dios está en su deber de anunciarla, porque nadie enciende una lámpara y la cubre con una vasija o la mete debajo de la cama. Es tal el gozo de llevar la Palabra que el discípulo la coloca en el candelero para que los que entran vean la luz. ¿Ay de aquél que teniendo la luz de la Palabra se la guarde para sí? Sería un acto muy egoísta no compartir con los demás esa Palabra recibida, mientras que quien se siente de verdad comprometido con el anuncio profético, ese recibirá aún más porque al que tiene se le dará y al que no tiene se le quitará aun lo que parece tener. Cabe preguntarnos: ¿Estamos siendo ministros idóneos de la Palabra de Dios? o ¿la estamos escondiendo debajo de la cama, es decir, no estamos compartiendo con los otros ese don tan precioso? Qué estás haciendo tú para ayudar a diseminar la Palabra de Dios.

sábado, 18 de septiembre de 2010

Lectura del día

Primera Lectura

Lectura de la primera carta

del apóstol san Pablo a los

corintios (15, 35-37. 42-49)

Hermanos: Hay algunos que preguntan: “¿Cómo resucitan los muertos? ¿Qué clase de cuerpo van a tener?” Es que no se han puesto a pensar que el grano que se siembra tiene que morir, para que nazca la planta. Lo que se siembra no es la planta que va a brotar, sino solamente la semilla, por ejemplo, de trigo o de cualquier otra cosa.

Lo mismo sucede en la resurrección de los muertos: se siembra un cuerpo corruptible y resucita incorruptible; se siembra un cuerpo miserable y resucita glorioso; se siembra débil y resucita fuerte; se siembra un cuerpo puramente humano y resucita un cuerpo vivificado por el Espíritu divino.

Pues si existe un cuerpo puramente humano, también existe un cuerpo vivificado por el Espíritu. En efecto, la Escritura dice que el primer hombre, Adán, fue un ser que tuvo vida; el último Adán es Espíritu que da la vida. Sin embargo, no existe primero lo vivificado por el Espíritu, sino lo puramente humano; lo vivificado por el Espíritu viene después.

El primer hombre, hecho de tierra, es terreno; el segundo viene del cielo. Como fue el hombre terreno, así son los hombres terrenos; como es el hombre celestial, así serán los celestiales. Y del mismo modo que fuimos semejantes al hombre terreno, seremos también semejantes al hombre celestial.

Palabra de Dios.

Te alabamos, Señor.

Salmo Responsorial Salmo 55

Caminaré en la presencia

del Señor.

Yo bien que el Señor está conmigo; por eso en Dios, cuya promesa alabo, sin temor me confío. ¿Qué hombre ha de poder causarme daño?

Caminaré en la presencia

del Señor.

Te debo, Señor, las promesas que te hice, te las cumpliré con acción de gracias, porque libraste mi vida de la muerte, mis pies de la caída, para que camine en la presencia de Dios, mientras tengo la luz de la vida.

Caminaré en la presencia

del Señor.

Evangelio

Lectura del santo Evangelio

según san Lucas (8, 4-15)

Gloria a ti, Señor.

En aquel tiempo, mucha gente se había reunido alrededor de Jesús, y al ir pasando por los pueblos, otros más se le unían. Entonces les dijo esta parábola:

Salió un sembrador a sembrar su semilla. Al ir sembrando, unos granos cayeron en el camino, la gente los pisó y los pájaros se los comieron. Otros cayeron en terreno pedregoso, y al brotar, se secaron por falta de humedad. Otros cayeron entre espinos, y al crecer éstos, los ahogaron. Los demás cayeron en tierra buena, crecieron y produjeron el ciento por uno”. Dicho esto, exclamó: “El que tenga oídos para oír,

que oiga”.

Entonces le preguntaron los discípulos: “¿Qué significa esta parábola?” Y él les respondió:

“A ustedes se les ha concedido conocer claramente los secretos del Reino de Dios; en cambio, a los demás, sólo en parábolas para que viendo no vean y oyendo no entiendan.

La parábola significa esto: la semilla es la palabra de Dios. Lo que cayó en el camino representa a los que escuchan la palabra, pero luego viene el diablo y se la lleva de sus corazones, para que no crean ni se salven. Lo que cayó en terreno pedregoso representa a los que, al escuchar la palabra, la reciben con alegría, pero no tienen raíz; son los que por algún tiempo creen, pero en el momento de la prueba, fallan.

Lo que cayó entre espinos representa a los que escuchan la palabra, pero con los afanes, riquezas y placeres de la vida, se van ahogando y no dan fruto.

Lo que cayó en tierra buena representa a los que escuchan la palabra, la conservan en un corazón bueno y bien dispuesto, y dan fruto por su constancia”.

Palabra del Señor.

Gloria a ti, Señor Jesús.

Reflexión

En este día, el evangelio hace alusión a una parábola: la del sembrador que salió a sembrar la semilla. La semilla que cae en la tierra (pedregosa, con espinos, fértil) es la Palabra de Dios, como bien lo explica Jesús a sus discípulos. Esa Palabra es la que va iluminando nuestro caminar como cristianos, y es esa misma Palabra a la que estamos llamados sembrar en cada persona con quienes compartimos en nuestro vivir diario. Jesús revela a los suyos los misterios del reino porque en definitiva ellos serán los encargados de continuar su misión. Los demás no entienden lo que la parábola quiere decir, inclusive, los mismos discípulos tampoco logran captar el mensaje, y por eso, Jesús se ve en la obligación de decirles lo que significa. Los que tienen la plena disposición para escuchar la Palabra se relacionan con la tierra fértil, que se caracterizan por ser generosos y perseverantes en su respuesta a esa Palabra. Preguntémonos: ¿estamos siendo de verdad tierra fértil para que esa Palabra crezca y germine para la vida eterna? O más bien, ¿nuestra tierra tiene piedras y espinos que no deja crecer (en y en los demás) la Palabra del Señor que han sembrado?

viernes, 17 de septiembre de 2010

Lectura del día

Primera Lectura

Lectura de la primera carta

del apóstol san Pablo a los

corintios (15, 12-20)

Hermanos: Si hemos predicado que Cristo resucitó de entre los muertos, ¿cómo es que algunos de ustedes andan diciendo que los muertos no resucitan? Porque si los muertos no resucitan, tampoco Cristo resucitó; y si Cristo no resucitó, nuestra predicación es vana, y la fe de ustedes es vana.

Seríamos, además, falsos testigos de Dios, puesto que hemos afirmado falsamente que Dios resucitó a Cristo: porque, si fuera cierto que los muertos no resucitan, Dios no habría resucitado a Cristo. Porque si los muertos no resucitan, tampoco Cristo resucitó.

Y si Cristo no resucitó, es vana la fe de ustedes; y por tanto, aún viven ustedes en pecado, y los que murieron en Cristo, perecieron. Si nuestra esperanza en Cristo se redujera tan sólo a las cosas de esta vida, seríamos los más infelices de todos los hombres.

Pero no es así, porque Cristo resucitó, y resucitó como la primicia de todos los muertos.

Palabra de Dios.

Te alabamos, Señor.

Salmo Responsorial Salmo 16

Atiéndeme, Dios mío,

y escucha mi oración.

Señor, hazme justicia y a mi clamor atiende; presta oído a mi súplica, pues mis labios no mienten.

Atiéndeme, Dios mío,

y escucha mi oración.

A ti mi voz elevo, pues que me respondes. Atiéndeme, Dios mío, y escucha mis palabras; muéstrame los prodigios de tu misericordia, pues a quien acude a ti, de sus contrarios salvas.

Atiéndeme, Dios mío,

y escucha mi oración.

Protégeme, Señor, como a las niñas de tus ojos, bajo la sombra de tus alas escóndeme, pues yo, por serte fiel, contemplaré tu rostro y al despertarme, espero saciarme de tu vista.

Atiéndeme, Dios mío,

y escucha mi oración.

Evangelio

Lectura del santo Evangelio

según san Lucas (8, 1-3)

Gloria a ti, Señor.

En aquel tiempo, Jesús comenzó a recorrer ciudades y poblados predicando la buena nueva del Reino de Dios.

Lo acompañaban los Doce y algunas mujeres que habían sido libradas de espíritus malignos y curadas de varias enfermedades. Entre ellas iban María, llamada Magdalena, de la que habían salido siete demonios; Juana, mujer de Cusa, el administrador de Herodes; Susana y otras muchas, que los ayudaban con sus propios bienes.

Palabra del Señor.

Gloria a ti, Señor Jesús.

Reflexión

La presencia de la mujer en la vida de Jesús ha sido supremamente importante. En primer lugar, su Madre María, primera discípula, fiel a su Hijo hasta la cruz; María Magdalena, también ejemplo de conversión y seguimiento; la hemorroísa y su acto de fe; la samaritana, Marta y María, hermanas de Lázaro, entre otras muchas más. Es indudable que con Jesús hayan caminado muchas mujeres, aunque en los evangelios poco se habla de ello. Este pasaje es una de esas excepciones. Pero causa curiosidad, porque para la cultura judía era impensable que una mujer fuera discípula de un maestro. Las mujeres tenían que estar en su casa, atendiendo a sus maridos y a sus labores cotidianas. En caso de que fueran a salir, tenían que hacerlo bien cubiertas desde la cabeza hasta los pies; sólo se les veían los ojos, y era prohibido entablar una conversación con alguien que no fuera su marido, incluso ni mirar a nadie en la calle. La intencionalidad de Lucas, al colocar este pasaje, nos da a entender que Jesús fue un hombre libre, que caminó junto con las mujeres sin importarle el qué dirán. Hoy, la Iglesia es una Iglesia de mujeres, son ellas las que van marcando la pauta en las parroquias, movimientos carismáticos, grupos de oración, etc. Pidamos para que el machismo eclesial vaya mermando poco a poco hasta darle el verdadero lugar que ocupa la mujer en la Iglesia.