lunes, 27 de septiembre de 2010

Lectura dal día

Primera Lectura
Lectura del libro de Job
(1, 6-22)

Un día fueron los ángeles a presentarse ante el Señor y entre ellos llegó también Satanás. El Señor le preguntó: “¿De dónde vienes?” El respondió: “De dar una vuelta por la tierra”.

El Señor le dijo: “¿Te fijaste en mi siervo Job? No hay nadie como él en la tierra; es un hombre íntegro y recto, que teme a Dios y se aparta del mal”.

Satanás le respondió:

“¿Y crees tú que su temor a Dios es desinteresado? ¿Acaso no has construido tú mismo una cerca protectora alrededor de él, de su familia y de todos sus bienes? Has bendecido el trabajo de sus manos y sus rebaños se han multiplicado por todo el país. Pero hazle sentir un poco el peso de tu mano, daña sus posesiones y verás cómo te maldice en tu propia cara”.

El Señor le dijo:

“Haz lo que quieras con sus cosas, pero a él no lo toques”.

Y Satanás se retiró de la presencia del Señor.

Un día en que los hijos e hijas de Job estaban comiendo en casa del hermano mayor, llegó un mensajero a la casa de Job y le dijo: “Tus bueyes estaban arando y tus burras pastando en el mismo lugar, cuando cayeron sobre ellos unos bandidos, apuñalaron a los criados y se llevaron el ganado. Sólo yo pude escapar para contártelo”.

No había acabado de hablar, cuando llegó otro criado y le dijo: “Cayó un rayo y quemó y consumió tus ovejas y a tus pastores. Sólo yo pude escapar para contártelo”.

No había acabado de hablar, cuando llegó otro y le dijo:

“Una banda de sabeos, divididos en tres grupos, se lanzaron sobre los camellos y se los llevaron y apuñalaron a los criados. Sólo yo pude escapar para contártelo”.

No había acabado de hablar, cuando llegó otro y le dijo: “Estaban tus hijos e hijas comiendo en casa de su hermano mayor, cuando un fuerte viento vino del desierto y embistió por los cuatro costados la casa, que se derrumbó y los mató. Sólo yo pude escapar para contártelo”.

Entonces Job se levantó y rasgó sus vestiduras. Luego se rapó la cabeza, se postró por tierra en oración y dijo:

“Desnudo salí del vientre de mi madre y desnudo volveré allá. El Señor me lo dio, el Señor me lo quitó; esa fue su voluntad: ¡Bendito sea el nombre del Señor!”

A pesar de todo lo que le sucedió, Job no pecó ni profirió ninguna insolencia contra Dios.

Palabra de Dios.
Te alabamos, Señor.

Salmo Responsorial Salmo 16

Señor,
escucha nuestra súplica.

Señor, hazme justicia y a mi clamor atiende; presta oído a mi súplica, pues mis
labios no mienten.

Señor,
escucha nuestra súplica.

Júzgame tú, Señor, pues tus ojos miran al que es honrado. Examina mi corazón, revísalo de noche, pruébame a fuego y no hallarás malicia en mí.

Señor,
escucha nuestra súplica.

A ti mi voz elevo, pues sé que me respondes. Atiéndeme, Dios mío, y escucha mis palabras; muéstrame los prodigios de tu misericordia, pues a quien acude a ti, de sus contrarios salvas.

Señor,
escucha nuestra súplica.

Evangelio
† Lectura del santo Evangelio
según san Lucas (9, 46-50)
Gloria a ti, Señor.

Un día, surgió entre los discípulos una discusión sobre quién era el más grande de ellos. Dándose cuenta Jesús de lo que estaban discutiendo, tomó a un niño, lo puso junto a sí y les dijo: “El que reciba a este niño en mi nombre, me recibe a mí; y el que me recibe a mí, recibe también al que me ha enviado. En realidad el más pequeño entre todos ustedes, ése es el más grande”.

Entonces, Juan le dijo:

“Maestro, vimos a uno que estaba expulsando a los demonios en tu nombre; pero se lo prohibimos, porque no anda con nosotros”. Pero Jesús respondió: “No se lo prohíban, pues el que no está contra ustedes, está en favor de ustedes”.

Palabra del Señor.
Gloria a ti, Señor Jesús.


Reflexión

En este pasaje podemos sacar dos actitudes que nos enseña Jesús. En primer lugar, la pedagogía que emplea de colocar a un niño como modelo de grandeza, dignidad y honor. Para los discípulos esto era inconcebible porque el niño era un ser sin importancia, símbolo de la impotencia, de debilidad, sin pretensiones, sin poder, sin autoridad, ¿cómo nos pide el Señor que seamos niños bajo estas condiciones? El mensaje que está de fondo es el de renunciar al poder y adoptar la humildad y servicio a los demás. No es volver a ser niños, sino volverse como niño, ser fieles a la posibilidad de ser parte del Reino. Quien quiera ser el primero que se haga el servidor de todos.

La segunda actitud es la capacidad de Jesús para aceptar y acoger a otros que no forman parte del grupo pero que, sin embargo, están expulsando demonios, es decir, están trabajando en pro del Reino. La invitación es a que estemos abiertos a otras concepciones de índole religiosa que también están luchando por un mundo mejor, trabajando por la causa del Reino aunque no se hagan llamar católicos (en el caso de los protestantes) o cristianos (en el caso de los de otras religiones)

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