jueves, 27 de mayo de 2010

Primera Lectura

Lectura del libro del

Génesis 14, 18-20

Sacó pan y vino

En aquellos días, Melquisedec, rey de Salén, sacerdote del Dios altísimo, sacó pan y vino y bendijo a Abrán, diciendo: «Bendito sea Abrán por el Dios altísimo, creador de cielo y tierra; bendito sea el Dios altísimo, que te ha entregado tus enemigos.»

Y Abrán le dio un décimo de cada cosa.

Palabra de Dios.

Te alabamos, Señor.

Salmo Responsorial

Salmo : 109, 1. 2. 3. 4

Tú eres sacerdote eterno, según el rito de Melquisedec

Oráculo del Señor a mi Señor: «Siéntate a mi derecha, y haré de tus enemigos estrado de tus pies.» R.

Tú eres sacerdote eterno, según el rito de Melquisedec

Desde Sión extenderá el Señor el poder de tu cetro: somete en la batalla a tus enemigos. R.

Tú eres sacerdote eterno, según el rito de Melquisedec

«Eres príncipe desde el día de tu nacimiento, entre esplendores sagrados;

Tú eres sacerdote eterno, según el rito de Melquisedec

yo mismo te engendré, como rocío, antes de la aurora.» R.

Tú eres sacerdote eterno, según el rito de Melquisedec

El Señor lo ha jurado y no se arrepiente:

«Tú eres sacerdote eterno, según el rito de Melquisedec.» R.

Segunda Lectura

Lectura de la I carta

a los Corintios 11, 23-26

Cada vez que coméis y bebéis, proclamáis la muerte del Señor

Hermanos: Yo he recibido una tradición, que procede del Señor y que a mi vez os he transmitido:

Que el Señor Jesús, en la noche en que iban a entregarlo, tomó un pan y, pronunciando la acción de gracias, lo partió y dijo: «Esto es mi cuerpo, que se entrega por vosotros. Haced esto en memoria mía.»

Lo mismo hizo con el cáliz, después de cenar, diciendo: «Este cáliz es la nueva alianza sellada con mi sangre; haced esto cada vez que lo bebáis, en memoria mía.»

Por eso, cada vez que coméis de este pan y bebéis del cáliz, proclamáis la muerte del Señor, hasta que vuelva.

Palabra de Dios.

Te alabamos, Señor.

Evangelio

† Lectura del santo Evangelio

Según San Lucas 9, 11b-17

Comieron todos y se saciaron

En aquel tiempo, Jesús se puso a hablar al gentío del reino de Dios y curó a los que lo necesitaban.

Caía la tarde, y los Doce se le acercaron a decirle: «Despide a la gente; que vayan a las aldeas y cortijos de alrededor a buscar alojamiento y comida, porque aquí estamos en descampado.»

Él les contestó: «Dadles vosotros de comer.»

Ellos replicaron: «No tenemos más que cinco panes y dos peces; a no ser que vayamos a comprar de comer para todo este gentío.»

Porque eran unos cinco mil hombres.

Jesús dijo a sus discípulos: «Decidles que se echen en grupos de unos cincuenta.»

Lo hicieron así, y todos se echaron.

Él, tomando los cinco panes y los dos peces, alzó la mirada al cielo, pronunció la bendición sobre ellos, los partió y se los dio a los discípulos para que se los sirvieran a la gente. Comieron todos y se saciaron, y cogieron las sobras: doce cestos.

Palabra del Señor.

Gloria a ti, Señor Jesús.

Reflexion

El pan evoca en nosotros experiencias fundamentales de la vida: la mesa familiar, las alegrías y tristezas compartidas, la ternura y el esfuerzo de la madre y el padre para procurar el amor que se hace comida para los hijos. Pero también sabemos que el pan no está en todas las mesas. El hambre se lleva tantas vidas inocentes en este mundo injusto.

Jesús comparte el pan con la multitud de los pobres y sufrientes que lo han seguido porque donde hay pan para todos y todas, y se comparte, allí está Dios y la vida es abundante. Los discípulos de Jesús son invitados a compartir su pan con los pobres, de esta manera se gesta la comunión que nace con la nueva familia de los hijos e hijas de Dios en la fracción del pan.

Discípulos y hermanos en el urgente proyecto de construir una sociedad humana, justa y fraterna; donde podamos saborear juntos el gusto de vivir plenamente.

No hay comentarios:

Publicar un comentario