sábado, 22 de mayo de 2010

Primera Lectura

Lectura del libro de los Hechos

de los Apóstoles (28, 16-20. 30-31)

En aquellos días, cuando llegamos a Roma, se le permitió a Pablo vivir en una casa particular, con un soldado de guardia. Tres días después de su llegada, convocó a los judíos principales, y una vez reunidos, les dijo:

“Hermanos, sin haber hecho nada en contra de mi pueblo, ni de las tradiciones de nuestros padres, fui preso en Jerusalén y entregado a los romanos. Ellos, después de interrogarme, querían ponerme en libertad, porque no encontraron en mí nada que mereciera la muerte. Pero los judíos se opusieron y tuve que apelar al César, sin pretender por ello acusar a mi pueblo. Por esta razón he querido verlos y hablar con ustedes pues llevo estas cadenas a causa de la esperanza de Israel”.

Dos años enteros pasó Pablo en una casa alquilada; ahí recibía a todos los que acudían a él, predicaba el Reino de Dios y les explicaba la vida de Jesucristo, el Señor, con absoluta libertad y sin estorbo alguno.

Palabra de Dios.

Te alabamos, Señor.

Salmo Responsorial Salmo 10

El Señor verá a los justos

con complacencia. Aleluya.

Desde su santo templo allá en el cielo, donde tiene su trono y su morada, los ojos del Señor miran al mundo y examina a los hombres su mirada.

El Señor verá a los justos

con complacencia. Aleluya.

Examina a inocentes y malvados y aborrece al que ama la violencia. Pues es justo el Señor y ama lo justo, a los justos verá con complacencia.

El Señor verá a los justos

con complacencia. Aleluya.

Evangelio

† Lectura del santo Evangelio

según san Juan (21, 20-25)

Gloria a ti, Señor.

En aquel tiempo, Jesús dijo a Pedro: “Sígueme”. Pedro, volviendo la cara, vio que iba detrás de ellos el discípulo a quien Jesús amaba, el mismo que en la cena se había reclinado sobre su pecho y le había preguntado: ‘Señor, ¿quién es el que te va a traicionar?’ Al verlo, Pedro le dijo a Jesús: “Señor, ¿qué va a pasar con éste?” Jesús le respondió: “Si yo quiero que éste permanezca vivo hasta que yo vuelva, ¿a ti qué? Tú, sígueme”.

Por eso comenzó a correr entre los hermanos el rumor de que ese discípulo no habría de morir. Pero Jesús no dijo que no moriría, sino: ‘Si yo quiero que permanezca vivo hasta que yo vuelva, ¿a ti qué?’

Ese es el discípulo que atestigua estas cosas y las ha puesto por escrito, y estamos ciertos de que su testimonio es verdadero. Muchas otras cosas hizo Jesús y creo que, si se relataran una por una, no cabrían en todo el mundo los libros que se escribieran.

Palabra del Señor.

Gloria a ti, Señor Jesús.

Reflexion

Estamos en el final del evangelio de Juan. Jesús dice
a Pedro: "Sígueme". Este al ver al discípulo amado
caminar detrás de él pregunta a Jesús: "Señor, y de
éste, ¿qué?" ¿Pedro está preocupado por la suerte
final de uno de sus compañeros o su pregunta es
sólo curiosidad? La respuesta de Jesús es muy
fuerte parece querer decirle: "deja el destino de los
otros en mis manos".
La llamada al seguimiento exige una respuesta de
testimonio verdadero, de compromiso fidedigno. El
discípulo debe entonces concentrar su corazón, sus
energías, toda su vida en el seguimiento de Jesús.
Ha sido llamado y deberá responder por sí mismo.
De los otros se ocupa el Señor con todo su amor. Se
trata entonces de no desviar la atención, mirando a
los otros, hay que agudizar la mirada en Jesús y
poner los ojos sólo en El, siguiéndolo hasta el final.
El Resucitado nos lleva siempre más allá, en misión,
a escribir con El, las "otras muchas cosas" que no
cabrían en todos los libros escritos en el mundo.


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