miércoles, 12 de mayo de 2010

Lectura del Dia

Primera Lectura

Lectura del libro de los Hechos

de los Apóstoles

(17, 15-16. 22—18, 1)

En aquellos días, los cristianos que ayudaron a Pablo a escapar de Berea, lo llevaron hasta la ciudad de Atenas. Pablo los envió de regreso con la orden de que Silas y Timoteo fueran a reunirse con él cuanto antes.

Un día, mientras los esperaba en Atenas, Pablo sentía que la indignación se apoderaba de él, al contemplar la ciudad llena de ídolos. Entonces se presentó en el Areópago y dijo:

“Atenienses: Por lo que veo, ustedes son en extremo religiosos. Al recorrer la ciudad y contemplar sus monumentos, encontré un altar con esta inscripción: ‘Al Dios desconocido’. Pues bien, yo vengo a anunciarles a ese Dios que ustedes veneran sin conocerlo.

El Dios que hizo el mundo y todo cuanto hay en él, siendo el Señor del cielo y de la tierra, no habita en templos hechos por hombres, ni es servido por mano de hombres, como si necesitara de algo o de alguien; porque él es quien da a todos la vida, el aliento y cuanto tienen.

De un solo hombre sacó todo el género humano para que habitara toda la tierra, determinó las épocas de su historia y estableció los límites de sus territorios. Dios quería que lo buscaran a él y que lo encontraran, aunque fuera a tientas, pues en realidad no está lejos de nosotros, ya que en él vivimos, nos movemos y somos. Como lo ha dicho alguno de los poetas de ustedes: ‘Somos de su mismo linaje’.

Por lo tanto, si somos linaje de Dios, no debemos pensar que Dios es como una imagen de oro, plata o mármol, labrada artísticamente por los hombres según su imaginación. Dios no tomó en cuenta la ignorancia de la gente en tiempos pasados, pues ahora quiere que todos los hombres se conviertan, porque tiene determinado un día en el cual ha de juzgar al universo con justicia, por medio de un hombre designado por él, y ha dado a todos la prueba de esto, resucitándolo de entre los muertos”.

Al oír hablar de la resurrección de los muertos, algunos se burlaron y otros dijeron: “De esto te oiremos hablar en otra ocasión”. Entonces Pablo se retiró. Sin embargo, algunos se adhirieron a él y creyeron. Entre ellos se contaban Dionisio, el areopagita; una mujer, que se llamaba Dámaris, y algunos más. Después de esto, Pablo salió de Atenas y se fue a Corinto.

Palabra de Dios.

Te alabamos, Señor.

Salmo Responsorial Salmo 148

La gloria del Señor sobrepasa

cielo y tierra. Aleluya.

Alaben al Señor en las alturas, alábenlo en el cielo; que alaben al Señor todos sus ángeles,celestiales ejércitos.

La gloria del Señor sobrepasa

cielo y tierra. Aleluya.

Reyes y pueblos todos de la tierra, gobernantes y jueces de este mundo; hombres, mujeres, jóvenes y ancianos, alaben al Señor y denle culto.

La gloria del Señor sobrepasa

cielo y tierra. Aleluya.

El nombre del Señor alaben todos, pues su nombre es excelso, su gloria sobrepasa cielo y tierra y ha hecho fuerte a su pueblo.

La gloria del Señor sobrepasa

cielo y tierra. Aleluya.

Que alaben al Señor todos sus fieles, los hijos de Israel, el pueblo que ha gozado siempre de familiaridad con él.

La gloria del Señor sobrepasa

cielo y tierra. Aleluya.

Evangelio

† Lectura del santo Evangelio

según san Juan (16, 12-15)

Gloria a ti, Señor.

En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: “Aún tengo muchas cosas que decirles, pero todavía no las pueden comprender. Pero cuando venga el Espíritu de verdad, él los irá guiando hasta la verdad plena, porque no hablará por su cuenta, sino que dirá lo que haya oído y les anunciará las cosas que van a suceder. El me glorificará, porque primero recibirá de mí lo que les vaya comunicando. Todo lo que tiene el Padre es mío.

Por eso he dicho que tomará de lo mío y se lo comunicará a ustedes”.

Palabra del Señor.

Gloria a ti, Señor Jesús.

Reflexion

Quedan muchas cosas por decir. Pero los discípulos
no están preparados aún para comprender todo lo
que Jesús debe decir. La solución viene dada por la
venida del Espíritu Santo. Él dará plena comprensión
de todo lo dicho y ocurrido durante el ministerio de
Jesús, quien es en sí mismo la revelación del Padre,
la Palabra de Dios.
Esta comprensión profunda de la voluntad del Padre y
del Hijo acarrea cargas muy duras, como la
persecución o la muerte mencionadas unos
versículos antes. Pero el Espíritu irá mostrando a los
discípulos el camino a lo largo de la historia y el estilo
de vida que han de llevar en conformidad con la
enseñanza de Jesús. El Espíritu proviene tanto del
Hijo como del Padre. Él continúa a través de los
discípulos y discípulas haciendo visible el Reino, en
la reinterpretación del mensaje de Jesús que harán
las generaciones venideras, generando un
conocimiento cada vez más profundo de lo que
significa Jesús para cada época. A la vez, ayuda en el

discernimiento y la interpretación de los signos de los
tiempos, de manera que podamos encontrar el
sentido profundo de lo que va sucediendo en el
mundo y las señales del Reino que Dios nos va
regalando.

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