sábado, 8 de mayo de 2010

Lectura del Dia

Primera Lectura

Lectura del libro de los Hechos

de los Apóstoles (16, 1-10)

En aquellos días, Pablo fue a Derbe y luego a Listra. Había allí un discípulo, llamado Timoteo, hijo de padre griego y de madre judía cristiana. Timoteo gozaba de muy buena fama entre los hermanos de Listra e Iconio. Pablo quiso llevarlo consigo y lo circuncidó, en atención a los judíos de aquellas regiones, pues todos sabían que su padre era pagano.

En todas las ciudades por donde iban pasando, daban a conocer las decisiones tomadas por los apóstoles y los presbíteros de Jerusalén, para que las pusieran en práctica. De esta manera las comunidades cristianas se fortalecían en la fe y el número de creyentes aumentaba cada día más.

Como el Espíritu Santo les había prohibido predicar la palabra en la provincia de Asia, Pablo y Timoteo atravesaron Frigia y Galacia.

Al llegar a los límites de Misia, se propusieron ir a Bitinia, pero el Espíritu de Jesús no se lo permitió. Entonces atravesaron Misia y llegaron a Tróade. Por la noche, Pablo tuvo una aparición: vio a un macedonio, que de pie ante él, le rogaba: “¡Ven a Macedonia y ayúdanos!” Después de esta visión, determinamos salir para Macedonia, convencidos de que Dios nos llamaba a predicar allí el Evangelio.

Palabra de Dios.

Te alabamos, Señor.

Salmo Responsorial Salmo 99

El Señor es nuestro Dios

y nosotros su pueblo. Aleluya.

Alabemos a Dios todos los hombres, sirvamos al Señor con alegría y con júbilo entremos en su templo.

El Señor es nuestro Dios

y nosotros su pueblo. Aleluya.

Reconozcamos que el Señor es Dios, que él fue quien nos hizo y somos suyos, que somos su pueblo y su rebaño.

El Señor es nuestro Dios

y nosotros su pueblo. Aleluya.

Porque el Señor es bueno, bendigámoslo, porque es eterna su misericordia y su fidelidad nunca se acaba.

El Señor es nuestro Dios

y nosotros su pueblo. Aleluya.

Evangelio

† Lectura del santo Evangelio

según san Juan (15, 18-21)

Gloria a ti, Señor.

En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: “Si el mundo los odia, sepan que me ha odiado a mí antes que a ustedes. Si fueran del mundo, el mundo los amaría como cosa suya; pero el mundo los odia porque no son del mundo, pues al elegirlos, yo los he separado del mundo.

Acuérdense de lo que les dije: ‘El siervo no es superior a su señor’. Si a mí me han perseguido, también a ustedes los perseguirán, y el caso que han hecho de mis palabras lo harán de las de ustedes. Todo esto se lo van a hacer por mi causa, pues no conocen a aquel que me envió”.

Palabra del Señor.

Gloria a ti, Señor Jesús.

Reflexion

El mundo, en el Evangelio de Juan, representa a los
sistemas de poder imperantes, a todas las fuerzas
inmanentes opuestas a Jesús y su proyecto. Sus
dirigentes se niegan a reconocerlo, han creado una
imagen falsa de Dios y por eso se oponen a la
imagen verdadera. No pueden soportar al Dios que
está a favor de la humanidad y la libera. La
coherencia entre el mensaje y la praxis de los
discípulos y el Maestro les acarreará consecuencias
previsibles. Los discípulos deben prepararse para
correr la misma suerte que Jesús. Es una evidencia
de que realmente han asumido su causa con
radicalidad.
La comunidad que busque continuar la misión de
Jesús será sospechada, vigilada y paulatinamente
excluida. Los discípulos deberán aprender a construir
una alternativa desde los márgenes de la historia. Así
unirán utopía con camino y buscarán hacer realidad
el sueño de Dios con medios coherentes y
posicionados desde los preferidos del Padre.
No será fácil la aceptación del Evangelio por parte del
mundo. Es más, la condescendencia del mundo será
signo de la flojera en el testimonio y la falta de
fidelidad en nuestro anuncio misionero y profético.


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