jueves, 28 de octubre de 2010

Lectura del día

Primera Lectura

Lectura de la carta del apóstol

san Pablo a los efesios (2, 19-22)

Hermanos: Ya no son ustedes extranjeros ni advenedizos; son conciudadanos de los santos y pertenecen a la familia de Dios, porque han sido edificados sobre el cimiento de los apóstoles y de los profetas, siendo Cristo Jesús la piedra angular.

Sobre Cristo, todo el edificio se va levantando bien estructurado, para formar el templo santo en el Señor, y unidos a él también ustedes se van incorporando al edificio, por medio del Espíritu Santo, para ser morada de Dios.

Palabra de Dios.

Te alabamos, Señor.

Salmo Responsorial Salmo 18

El mensaje del Señor resuena

en toda la tierra.

Los cielos proclaman la gloria de Dios y el firmamento anuncia la obra de sus manos. Un día comunica su mensaje al otro día y una noche se lo transmite a la otra noche.

El mensaje del Señor resuena

en toda la tierra.

Sin que pronuncien una palabra, sin que resuene su voz, a toda la tierra llega su sonido y su mensaje hasta el fin del mundo.

El mensaje del Señor resuena

en toda la tierra.

Evangelio

Lectura del santo Evangelio

según san Lucas (6, 12-19)

Gloria a ti, Señor.

Por aquellos días, Jesús se retiró al monte a orar y se pasó la noche en oración con Dios. Cuando se hizo de día, llamó a sus discípulos, eligió a doce de entre ellos y les dio el nombre de apóstoles. Eran Simón, a quien llamó Pedro, y su hermano Andrés; Santiago y Juan; Felipe y Bartolomé; Mateo y Tomás; Santiago, el hijo de Alfeo, y Simón, llamado el Fanático; Judas, el hijo de Santiago, y Judas Iscariote, que fue el traidor.

Al bajar del monte con sus discípulos y sus apóstoles, se detuvo en un llano. Allí se encontraba mucha gente, que había venido tanto de Judea y Jerusalén, como de la costa de Tiro y de Sidón. Habían venido a oírlo y a que los curara de sus enfermedades; y los que eran atormentados por espíritus inmundos quedaban curados.

Toda la gente procuraba tocarlo, porque salía de él una fuerza que sanaba a todos.

Palabra del Señor.

Gloria a ti, Señor Jesús.

Reflexión

El evangelio, en consonancia con la fiesta de los apóstoles Simón y Judas, nos narra la elección de los doce apóstoles. La designación de estas personas comunes, pescadores, campesinos, comerciantes e incluso de algunos que ejercían profesiones consideradas pecaminosas, procede de Dios. Es la conformación del nuevo pueblo de Dios que ya no sólo se circunscribe a Israel sino que se abre a todos los pueblos, a toda la humanidad. Para el evangelista Lucas, por ende, los Doce se convierten en el vínculo de continuidad entre la proclamación del Reino por Jesús y la predicación de la palabra del Padre Dios por la comunidad eclesial, por la Iglesia. La función de la elección hecha por Dios a través de Jesús no sólo persigue una finalidad de acompañamiento del Maestro o de disfrutar su enseñanza, sino más bien y principalmente era, el compromiso de realizar una misión, de asumir el proyecto al que él invita. Tenemos que tomar conciencia de la llamada de Dios para aprender a vivir como discípulos, y volcarnos hacia la construcción del Reino y la consiguiente transformación del mundo. Este es quizá el sentido profundo de celebrar hoy la fiesta de Simón y Judas Tadeo.

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