martes, 12 de octubre de 2010

lectura del día

Primera Lectura

Lectura de la carta del apóstol

san Pablo a los gálatas (5, 1-6)

Hermanos: Cristo nos ha liberado para que seamos libres. Conserven, pues, la libertad y no se sometan de nuevo al yugo de la esclavitud.

Yo mismo, Pablo, les aseguro que, si se dejan circuncidar, Cristo no les servirá de nada. Y vuelvo a declarar que todo el que se deja circuncidar, queda obligado a cumplir toda la ley. Ustedes, los que pretenden alcanzar la justificación por medio de la ley, han perdido a Cristo, han rechazado la gracia.

Nosotros, en cambio, movidos por el Espíritu Santo, esperamos ansiosamente la justificación por medio de la fe. Porque para los cristianos no vale nada estar o no estar circuncidado; lo único que vale es la fe, que actúa a través de la caridad.

Palabra de Dios.

Te alabamos, Señor.

Salmo Responsorial Salmo 118

Señor, ten misericordia de .

Señor, ten misericordia de y sálvame según tu promesa. No quites de mi boca las palabras sinceras, porque yo espero en tus mandamientos.

Señor, ten misericordia de .

Cumpliré tu voluntad sin cesar y para siempre. Caminaré por un camino ancho, pues he seguido tus preceptos.

Señor, ten misericordia de .

Serán mi delicia tus mandatos, que tanto amo. Levantaré mis manos hacia ti, mientras recito tus mandamientos.

Señor, ten misericordia de .

Evangelio

Lectura del santo Evangelio

según san Lucas (11, 37-41)

Gloria a ti, Señor.

En aquel tiempo, un fariseo invitó a Jesús a comer. Jesús fue a la casa del fariseo y se sentó a la mesa. El fariseo se extrañó de que Jesús no hubiera cumplido con la ceremonia de lavarse las manos antes de comer.

Pero el Señor le dijo:

Ustedes, los fariseos, limpian el exterior del vaso y del plato; en cambio, el interior de ustedes está lleno de robos y maldad. ¡Insensatos! ¿Acaso el que hizo lo exterior no hizo también lo interior? Den más bien limosna de lo que tienen y todo lo de ustedes quedará limpio”.

Palabra del Señor.

Gloria a ti, Señor Jesús.
Reflexión

Jesús acepta la invitación del maestro de la ley con una intención más profunda que la de simplemente comer con él. El beneplácito de Jesús apunta a la transformación de la vida del fariseo. La motivación es salvífica: provocar un cambio radical y alternativo en la vida de los que se encuentran con él. Para Jesús, las purificaciones rituales, las limosnas, la ofrenda meticulosa, los discursos arrogantes, el afán de ocupar los primeros puestos, son actitudes que no llegan al sentido de lo que es el verdadero seguimiento. Lo que interesa es como la persona desde dentro va volcando su vida hacia la implantación del reino y del reinado de Dios en las realidades sociales, políticas, culturales y religiosas de la humanidad. En definitiva, lo realmente importante y lo que clarifica el interior de la persona no son las práctica rituales o las prácticas de la misericordia vacías, sino la ruptura de todos aquellos límites que no permiten la ayuda del marginado, del empobrecido, del ajusticiado. Arriesguémonos a romper con todas aquellas leyes que con apariencia de “palabra divinanos deshumanizan, alienan nuestra conciencia y nos hacen perder el horizonte del reino: la humanización y dignificación de todo ser humano.

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