lunes, 11 de octubre de 2010

lectura del día

Primera Lectura

Lectura de la carta del apóstol

san Pablo a los gálatas

(4, 22-24. 26-27. 31—5, 1)

Hermanos: Dice la Escritura que Abraham tuvo dos hijos: uno de la mujer que era esclava y el otro de la que era libre. El hijo de la esclava fue engendrado según las leyes naturales; el de la libre, en cambio, en virtud de la promesa de Dios.

Esto tiene un sentido simbólico. En efecto, las dos mujeres representan las dos alianzas: Agar representa la del monte Sinaí, que engendra esclavos y es figura de la Jerusalén de aquí abajo.

Por el contrario, la Jerusalén de arriba es libre y ésa es nuestra madre. A este respecto dice la Escritura: Regocíjate , la estéril, la que no das a luz; rompe a cantar de júbilo, , la que no has sentido los dolores del parto; porque la mujer abandonada tendrá más hijos que aquella que tiene marido.

Así pues, hermanos, no somos hijos de la esclava, sino de la mujer libre. Cristo nos ha liberado para que seamos libres. Conserven, pues, la libertad y no se sometan de nuevo al yugo de la esclavitud.

Palabra de Dios.

Te alabamos, Señor.

Salmo Responsorial Salmo 112

Bendito sea el Señor,

ahora y para siempre.

Bendito sea el Señor, alábenlo sus siervos. Bendito sea el Señor, desde ahora y para siempre.

Bendito sea el Señor,

ahora y para siempre.

Desde que sale el sol hasta su ocaso, alabado sea el nombre del Señor. Dios está sobre todas las naciones, su gloria, por encima de los cielos.

Bendito sea el Señor,

ahora y para siempre.

¿Quién hay como el Señor? ¿Quién iguala al Dios nuestro, que tiene en las alturas su morada, y sin embargo de esto, bajar se digna su mirada para ver tierra y cielo?

Bendito sea el Señor,

ahora y para siempre.

El levanta del polvo al desvalido y saca al indigente del estiércol, para hacerlo sentar entre los grandes, los jefes de su pueblo.

Bendito sea el Señor,

ahora y para siempre.

Evangelio

Lectura del santo Evangelio

según san Lucas (11, 29-32)

Gloria a ti, Señor.

En aquel tiempo, la multitud se apiñaba alrededor de Jesús y éste comenzó a decirles:

“La gente de este tiempo es una gente perversa. Pide una señal, pero no se le dará otra señal que la de Jonás. Pues así como Jonás fue una señal para los habitantes de Nínive, lo mismo será el Hijo del hombre para la gente de este tiempo.

Cuando sean juzgados los hombres de este tiempo, la reina del sur se levantará el día del juicio para condenarlos, porque ella vino desde los últimos rincones de la tierra para escuchar la sabiduría de Salomón, y aquí hay uno que es más que Salomón.

Cuando sea juzgada la gente de este tiempo, los hombres de Nínive se levantarán el día del juicio para condenarla, porque ellos se convirtieron con la predicación de Jonás, y aquí hay uno que es más que Jonás”.

Palabra del Señor.

Gloria a ti, Señor Jesús.
Reflexión

El texto de Lucas quiere mostrar la importancia de la proclamación de la Palabra de Dios hecha por Jonás, que se encuentra en sintonía con la exigencia de mantenerse en la constante escucha de la palabra divina proclamada y puesta en práctica por Jesús. En este sentido, la discusión que ha tenido Jesús sobre el origen y el poder de su autoridad no puede estar fundamentada en señales mágicas como esperan sus oyentes. Es más, el paralelismo entre Jesús y Jonás tiene un sentido más profundo: ambos fueron enviados para anunciar el juicio de Dios que provoca la necesidad histórica del arrepentimiento y la conversión. Sólo que en este caso la misión de Jesús es superior a la de Jonás y a la de Salomón. La novedad de Jesús está en que por la consumación del proyecto del Padre con su vida, Dios extenderá su liberación a la humanidad de manera imparcial. Jesús es el modelo por excelencia para que hombres y mujeres construyan una fe madura y con criterios no alienantes. La vida y misión de Jesús tienen que ser experimentadas hoy por aquellos y aquellas que en medio de todo son capaces de descubrir la presencia del reino en sus vidas.

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