martes, 8 de junio de 2010

Lectura del Dia



Primera Lectura


Lectura del primer libro de los

Reyes (17, 7-16)

Al cabo de algún tiempo, el torrente donde el profeta Elías estaba escondido se secó, porque no había llovido en la región. Entonces el Señor le dijo a Elías: "Anda y vete a Sarepta de Sidón y quédate ahí, pues le he ordenado a una viuda de esa ciudad que te dé de comer".

El profeta Elías se levantó y se puso en camino hacia Sarepta. Al llegar a la puerta de la ciudad, encontró allí a una viuda que recogía leña. La llamó y le dijo:

"Tráeme, por favor, un poco de agua para beber".
Cuando ella se alejaba, el profeta le gritó: "Por favor, tráeme también un poco de pan". Ella le respondió: "Te juro por el Señor, tu Dios, que no me queda ni un pedazo de pan; tan sólo me queda un puñado de harina en la tinaja y un poco de aceite en la vasija.

Ya ves que estaba recogiendo unos cuantos leños. Voy a preparar un pan para mí y para mi hijo. Nos lo comeremos y luego moriremos".

Elías le dijo: "No temas. Anda y prepáralo como has dicho; pero primero haz un panecillo para mí y tráemelo. Después lo harás para ti y para tu hijo, porque así dice el Señor de Israel: 'La tinaja de harina no se vaciará, la vasija de aceite no se agotará, hasta el día en que el Señor envíe la lluvia sobre la tierra' ".

Entonces ella se fue, hizo lo que el profeta le había dicho y comieron él, ella y el niño. Y tal como había dicho el Señor por medio de Elías, a partir de ese momento, ni la tinaja de harina se vació, ni la vasija de aceite se agotó.
Palabra de Dios.
Te alabamos, Señor.


Salmo Responsorial


Salmo 4




Señor,

no te alejes de nosotros.

Tú que conoces lo justo de mi causa, Señor, responde a mi clamor. Tú que me has sacado con bien de mis angustias, apiádate y escucha mi oración.

Señor,
no te alejes de nosotros.

Y ustedes, humanos, ¿hasta cuándo ultrajarán mi honor? ¿Hasta cuándo amarán lo que es engaño y se irán tras lo falso con ardor?

Señor,
no te alejes de nosotros.

Admirable en bondad ha sido el Señor para conmigo y siempre que lo invoco me ha escuchado, por eso en él confío. Así que tiemblen y no pequen; mediten en silencio en su lecho.

Señor,
no te alejes de nosotros.

¿Quién nos hará dichosos, dicen muchos, si has querido, Señor, darnos la espalda? En cambio a mí, Señor, me has alegrado más que con trigo y vino en abundancia.

Señor,
no te alejes de nosotros.


Evangelio



Lectura del santo Evangelio

según san Mateo (5, 13-16)
Gloria a ti, Señor.


En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: "Ustedes son la sal de la tierra. Si la sal se vuelve insípida, ¿con qué se le devolverá el sabor? Ya no sirve para nada y se tira a la calle para que la pise la gente.

Ustedes son la luz del mundo. No se puede ocultar una ciudad construida en lo alto de un monte; y cuando se enciende una vela, no se esconde debajo de una olla, sino que se pone sobre un candelero para que alumbre a todos los de la casa.

Que de igual manera brille la luz de ustedes ante los hombres, para que viendo las buenas obras que ustedes hacen, den gloria a su Padre, que está en los cielos"
Palabra del Señor.
Gloria a ti, Señor Jesús.

Reflexion

En la primera lectura, vemos la figura del profeta Elías en medio de una sequía profunda, dirá que ésta es causa de la idolatría reinante del pueblo, es al profeta a quien Dios le indica que vaya a vivir a Sarepta porque ahí será alimentado por una "viuda" que sólo vive con su hijo, donde la comida alcanzará para los tres. All compartir, todos pueden ser alimentados. El profeta Elias como protagonista contrapone la figura del Dios de Israel contra los otros dioses idolatrados. El texto del evangelio de Mateo es continuación del Sermón del Monte, y Jesús hace uso de la metáfora de la sal y la luz. ¿Para qué sirve la sal que no da sabor?, ¿para que sirve la luz que no ilumina? Los que viven según el sermón del monte se convierten en Sal de la tierra y Luz del mundo. Se saben constructores de una nueva sociedad en una nueva forma de ser y estar en el mundo. Saben que las enseñanzas que Jesús realizó no pueden quedar como la vela que se esconde bajo los muebles de la casa o sin el sabor de la sal. Hoy como ayer la Buena Noticia la debemos hacer presente en el testimonio de nuestras vidas del vivir cotidiano.

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