martes, 1 de junio de 2010

Lectura del Dia

Primera Lectura

Lectura de la segunda carta

del apóstol san Pedro

(3, 12-15. 17-18)

Hermanos: Piensen con cuánta santidad y entrega deben ustedes vivir esperando y apresurando el advenimiento del día del Señor, cuando desaparecerán los cielos, consumidos por el fuego, y se derretirán los elementos.

Pero nosotros confiamos en la promesa del Señor y esperamos un cielo nuevo y una tierra nueva, en que habite la justicia. Por tanto, queridos hermanos, apoyados en esta esperanza, pongan todo su empeño en que el Señor los halle en paz con él, sin mancha ni reproche, y consideren que la magnanimidad de Dios es nuestra salvación.

Así pues, queridos hermanos, ya están ustedes avisados; vivan en guardia para que no los arrastre el error de los malvados y pierdan su seguridad. Crezcan en la gracia y el conocimiento de nuestro Señor y salvador, Jesucristo. A él la gloria, ahora y hasta el día de la eternidad.

Amén.

Palabra de Dios.

Te alabamos, Señor.

Salmo Responsorial Salmo 89

Tú eres, Señor,

nuestro refugio.

Desde antes que surgieran las montañas y la tierra y el mundo apareciesen, existes tú, Dios mío,desde siempre y por siempre.

Tú eres, Señor,

nuestro refugio.

Tú haces volver al polvo a los humanos, diciendo a los mortales que retornen. Mil años son para ti como un día, que ya pasó; como una breve noche. Tú eres, Señor, nuestro refugio. Setenta son los años que vivimos; llegar a los ochenta es más bien raro; pena y trabajo son los más de ellos, como suspiro pasan y pasamos.

Tú eres, Señor,

nuestro refugio.

Llénanos de tu amor por la mañana y júbilo será la vida toda. Haz, Señor, que tus siervos y sus hijos puedan mirar tus obras y tu gloria.

Tú eres, Señor,

nuestro refugio.

Evangelio

† Lectura del santo Evangelio

según san Marcos (12, 13-17)

Gloria a ti, Señor.

En aquel tiempo, los sumos sacerdotes, los escribas y los ancianos le enviaron a Jesús unos fariseos y unos partidarios de Herodes, para hacerle una pregunta capciosa. Se acercaron, pues, a él y le dijeron:

“Maestro, sabemos que eres sincero y que no te importa lo que diga la gente, porque no tratas de adular a los hombres, sino que enseñas con toda verdad el camino de Dios. ¿Está permitido o no, pagarle el tributo al César? ¿Se lo damos o no se lo damos?”

Jesús, notando su hipocresía, les dijo: “¿Por qué me ponen una trampa? Tráiganme una moneda para que yo la vea”.

Se la trajeron y él les preguntó:

“¿De quién es la imagen y el nombre que lleva escrito?”

Le contestaron: “Del César”.

Entonces les respondió Jesús:

“Den al César lo que es del César, y a Dios lo que es de Dios”. Y los dejó admirados.

Palabra del Señor.

Gloria a ti, Señor Jesús.

Reflexion

En este pasaje, los fariseos y herodianos se confabulan para tentar a Jesús y tenderle una trampa. Jesús aprovecha la oportunidad para dar una lección. Él llama a mantener la integridad de nuestra vida, es decir no manejar un doble estándar. “Dad al Cesar lo que es del Cesar y a Dios lo que es de Dios”, nos está diciendo manténganse siempre fieles a Dios, respétenle siempre, no solo en el templo o en momentos de oración, sino en toda instancia de nuestra vida. Las autoridades civiles merecen el respeto y cooperación, siempre y cuando esto no signifique transgredir nuestra adhesión a Dios. Tampoco es lícito que por una supuesta lealtad a Dios eludamos nuestras responsabilidades ciudadanas. Debemos respetar tanto a Dios como a la autoridad, mientras ésta no pretenda tomar el lugar de la primera. El César se considera a si mismo Hijo de Dios y exige de sus súbditos la reverencia y dedicación que se debe a la divinidad. Aquí la autoridad toma para sí el lugar de Dios. Por ello debemos estar atentos a situaciones similares que se dan en nuestros días. Es la constante tensión entre los valores del Reino de Dios y los desvalores de las estructuras del mundo.

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