sábado, 18 de diciembre de 2010

Lectura del Día

Primera Lectura

Lectura del libro del profeta

Jeremías (23, 5-8)

“Miren: Viene un tiempo, dice el Señor, en que haré surgir un renuevo en el tronco de David: será un rey justo y prudente y hará que en la tierra se observen la ley y la justicia.

En sus días será puesto a salvo Judá, Israel habitará confiadamente y a él lo llamarán con este nombre: ‘El Señor es nuestra justicia’.

Por eso, miren que vienen tiempos, palabra del Señor, en los que no se dirá: ‘Bendito sea el Señor, que sacó a los israelitas de Egipto’, sino que se dirá: ‘Bendito sea el Señor, que sacó a los hijos de Israel del país del norte y de los demás países donde los había dispersado, y los trajo para que habitaran de nuevo su propia tierra’ ”.

Palabra de Dios.

Te alabamos, Señor.

Salmo Responsorial Salmo 71

Ven, Señor,

rey de justicia y de paz.

Comunica, Señor, al rey tu juicio y tu justicia, al que es hijo de reyes; así tu siervo saldrá en defensa de tus pobres y regirá a tu pueblo justamente.

Ven, Señor,

rey de justicia y de paz.

Al débil librará del poderoso y ayudará al que se encuentra sin amparo; se apiadará del desvalido y pobre y salvará la vida al desdichado.

Ven, Señor,

rey de justicia y de paz.

Bendito sea el Señor, Dios de Israel, el único que hace grandes cosas. Que su nombre glorioso sea bendito y la tierra se llene de su gloria.

Ven, Señor,

rey de justicia y de paz.

Evangelio

† Lectura del santo Evangelio

según san Mateo (1, 18-24)

Gloria a ti, Señor.

Cristo vino al mundo de la siguiente manera: Estando María, su madre, desposada con José, y antes de que vivieran juntos, sucedió que ella, por obra del Espíritu Santo, estaba esperando un hijo. José, su esposo, que era hombre justo, no queriendo ponerla en evidencia, pensó dejarla en secreto.

Mientras pensaba en estas cosas, un ángel del Señor le dijo en sueños: “José, hijo de David, no dudes en recibir en tu casa a María, tu esposa, porque ella ha concebido por obra del Espíritu Santo. Dará a luz un hijo y tú le pondrás el nombre de Jesús, porque él salvará a su pueblo de sus pecados”.

Todo esto sucedió para que se cumpliera lo que había dicho el Señor por boca del profeta Isaías: He aquí que la virgen concebirá y dará a luz un hijo, a quien pondrán el nombre de Emmanuel, que quiere decir Dios-con-nosotros.

Cuando José despertó de aquel sueño, hizo lo que le había mandado el ángel del Señor y recibió a su esposa.

Palabra del Señor.

Gloria a ti, Señor Jesús.

Reflexión

yer se nombraba el origen de Jesús, y dentro de su genealogía a algunas mujeres que parecían anunciar a María (Tamar, Rajab, Rut y Betsabé). El espíritu irrumpe en la historia de Israel a través de María, y así rompe con dieciocho siglos de patriarcalismo, desde Abrahán hasta José. Por otra parte, el relato está lleno de referencias del AT (Gn 16,7; Jue 13,1-5; Sal 130,8; Is 7,14), para significar que en Jesús se cumplen las escrituras. José está desconcertado al darse cuenta de que María está embarazada sin haber convivido con él. La ley mandaba denunciar a la mujer que hubiera tenido relaciones con otro hombre fuera de su prometido, y apedrearla frente a la casa de su padre. José, que al principio quería abandonarla en secreto, por revelación y aceptación de la voluntad de Dios decide acogerla. José y María dan un sí al plan de Dios en sus vidas. Ellos parecen una metáfora de la responsabilidad que cada uno tenemos en descubrir y asumir la voluntad de Dios y la manera como actúa a través de mediadores concretos, para el beneficio de la misma humanidad. Decir sí a la voluntad de Dios es decirle sí a dejar nacer en nosotros a aquél que nos trae justicia.

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