lunes, 6 de diciembre de 2010

Lectura del día

Primera Lectura

Lectura del libro del profeta

Isaías (35, 1-10)

Esto dice el Señor: “Regocíjate, yermo sediento. Que se alegre el desierto y se cubra de flores, que florezca como un campo de lirios, que se alegre y dé gritos de júbilo, porque le será dada la gloria del Líbano, el esplendor del Carmelo y del Sarón.Ellos verán la gloria del Señor, el esplendor de nuestro Dios.

Fortalezcan las manos cansadas, afiancen las rodillas vacilantes. Digan a los de corazón apocado: ‘¡Animo! No teman. He aquí que su Dios, vengador y justiciero, viene ya para salvarlos’.

Se iluminarán entonces los ojos de los ciegos y los oídos de los sordos se abrirán. Saltará como un venado el cojo y la lengua del mudo cantará. Brotarán aguas en el desierto y correrán torrentes en la estepa. El páramo se convertirá en estanque y la tierra sedienta, en manantial. En la guarida donde moran los chacales, verdearán la caña y el papiro.

Habrá allí una calzada ancha, que se llamará ‘Camino Santo’; los impuros no la transitarán, ni los necios vagarán por ella.

No habrá por ahí leones ni se acercarán las fieras. Por ella caminarán los redimidos.

Volverán a casa los rescatados

por el Señor, vendrán a Sión con cánticos de júbilo, coronados de perpetua alegría; serán su escolta el gozo y la dicha, porque la pena y la aflicción habrán terminado”.

Palabra de Dios.

Te alabamos, Señor.

Salmo Responsorial Salmo 84

Nuestro Dios viene

a salvarnos.

Escucharé las palabras del Señor, palabras de paz para su pueblo santo. Está ya cerca nuestra salvación y la gloria del Señor habitará en la tierra.

Nuestro Dios viene

a salvarnos.

La misericordia y la verdad se encontraron, la justicia y la paz se besaron, la fidelidad brotó en la tierra y la justicia vino del cielo.

Nuestro Dios viene

a salvarnos.

Cuando el Señor nos muestre su bondad, nuestra tierra producirá su fruto. La justicia le abrirá camino al Señor e irá siguiendo sus pisadas.

Nuestro Dios viene

Evangelio

† Lectura del santo Evangelio

según san Lucas (5, 17-26)

Gloria a ti, Señor.

Un día Jesús estaba enseñando y estaban también sentados ahí algunos fariseos y doctores de la ley, venidos de todas las aldeas de Galilea, de Judea y de Jerusalén.

El poder del Señor estaba con él para que hiciera curaciones.

Llegaron unos hombres que traían en una camilla a un paralítico y trataban de entrar, para colocarlo delante de él; pero como no encontraban por dónde meterlo a causa de la muchedumbre, subieron al techo y por entre las tejas lo descolgaron en la camilla y se lo pusieron delante a Jesús.

Cuando él vio la fe de aquellos hombres, dijo al paralítico: “Amigo mío, se te perdonan tus pecados”.

Entonces los escribas y fariseos comenzaron a pensar: “¿Quién es este individuo que así blasfema? ¿Quién, sino sólo Dios, puede perdonar los pecados?” Jesús, conociendo sus pensamientos, les replicó:

“¿Qué están pensando? ¿Qué es más fácil decir: ‘Se te perdonan tus pecados’ o ‘Levántate y anda’? Pues para que vean que el Hijo del hombre tiene poder en la tierra para perdonar los pecados -dijo entonces al paralítico-: Yo te lo mando: levántate, toma tu camilla y vete a tu casa”.

El paralítico se levantó inmediatamente, en presencia de todos, tomó la camilla donde había estado tendido y se fue a su casa glorificando a Dios. Todos quedaron atónitos y daban gloria a Dios, y llenos de temor, decían: “Hoy hemos visto maravillas”.

Palabra del Señor.

Gloria a ti, Señor Jesús.

Reflexión

Un paralítico es llevado ante Jesús en medio de la multitud. Jesús está preocupado por la vida de esta persona y le perdona sus pecados, mientras que los fariseos y doctores de la ley divagan en discusiones teológicas y doctrinales. El perdón de los pecados escandaliza a los fariseos y los doctores de la ley, puesto que para ellos Dios es el único que puede perdonar los pecados. El hecho de perdonar no es sólo una actitud de respeto y valoración del otro sino que también implica la reparación de los daños causados. Perdonar para Jesús es la aceptación y la integración de todos estos marginados a un nuevo orden social, donde el daño que los separaba y que los excluía, es restituido y reparado. Jesús rompe el esquema que mantenía a las personas por años en situaciones inhumanas. Ante todo lo que está primero es la vida. Dios actúa restituyendo a los débiles, a los enfermos, a los rechazados por el sistema anti-reino, que se niega a reconciliarse con ellos, a respetarles su dignidad y su vida. Preguntémonos ¿cuál es la camilla que nos impide caminar, luchar por ser sujetos sociales libres, dignos, reconocidos y valorados como personas?

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