jueves, 23 de diciembre de 2010

Lectura del Día

Primera Lectura

Lectura del libro del profeta

Malaquías (3, 1-4. 23-24)

Esto dice el Señor: “He aquí que yo envío a mi mensajero. El preparará el camino delante de mí. De improviso entrará en el santuario el Señor, a quien ustedes buscan, el mensajero de la alianza a quien ustedes desean. Miren: Ya va entrando, dice el Señor de los ejércitos.

¿Quién podrá soportar el día de su venida? ¿Quién quedará en pie cuando aparezca? Será como fuego de fundición, como la lejía de los lavanderos. Se sentará como un fundidor que refina la plata; como a la plata y al oro, refinará a los hijos de Leví y así podrán ellos ofrecer, como es debido, las ofrendas al Señor.

Entonces agradará al Señor la ofrenda de Judá y de Jerusalén, como en los días pasados, como en los años antiguos.

He aquí que yo les enviaré al profeta Elías, antes de que llegue el día del Señor, día grande y terrible. El reconciliará a los padres con los hijos y a los hijos con los padres, para que no tenga yo que venir a destruir la tierra”.

Palabra de Dios.

Te alabamos, Señor.


Salmo Responsorial Salmo 24

Descúbrenos, Señor,

al Salvador.

Descúbrenos, Señor, tus caminos, guíanos con la verdad de tu doctrina. Tú eres nuestro Dios y salvador y tenemos en ti nuestra esperanza.

Descúbrenos, Señor,

al Salvador.

Porque el Señor es recto y bondadoso, indica a los pecadores el sendero, guía por la senda recta a los humildes y descubre a los pobres sus caminos.

Descúbrenos, Señor,

al Salvador.

Con quien guarda su alianza y sus mandatos el Señor es leal y bondadoso. El Señor se descubre a quien lo teme y le enseña el sentido de su alianza.

Descúbrenos, Señor,

al Salvador.

Evangelio

† Lectura del santo Evangelio

según san Lucas (1, 57-66)

Gloria a ti, Señor.

Por aquellos días, le llegó a Isabel la hora de dar a luz y tuvo un hijo. Cuando sus vecinos y parientes se enteraron de que el Señor le había manifestado tan grande misericordia, se regocijaron con ella.

A los ocho días fueron a circuncidar al niño y le querían poner Zacarías, como su padre; pero la madre se opuso, diciéndoles: “No. Su nombre será Juan”. Ellos le decían: “Pero si ninguno de tus parientes se llama así ”.

Entonces le preguntaron por señas al padre cómo quería que se llamara el niño. El pidió una tablilla y escribió:

“Juan es su nombre”.

Todos se quedaron extrañados. En ese momento a Zacarías se le soltó la lengua, recobró el habla y empezó a bendecir a Dios.

Un sentimiento de temor se apoderó de los vecinos, y en toda la región montañosa de Judea se comentaba este suceso. Cuantos se enteraban de ello se preguntaban impresionados: “¿Qué va a ser de este niño?” Esto lo decían, porque realmente la mano de Dios estaba con él.

Palabra del Señor.

Gloria a ti, Señor Jesús.

Reflexión

En la primea lectura, Malaquías nos habla de Elías, profeta que vendría para anunciar a su pueblo la llegada de los tiempos mesiánicos. Los evangelistas identifican a este profeta que había de venir con Juan el Bautista. Lucas narra el nacimiento de Juan (“Dios es favorable”) en una familia sacerdotal. Sólo en el momento de la circuncisión y de la imposición del nombre, Zacarías vuelve a hablar. El que no creía en la promesa de Dios, ahora la conoce ante su realización. El niño nace de una mujer estéril, es don de Dios y está llamado a llevar a cabo una misión en el pueblo de Dios: ser el profeta precursor del Mesías; ser el que allanará sus caminos, llamará a la conversión y nos presentará al esperado. Juan introducirá otro tipo de rey. Es el que anuncia la venida inmanente del reino verdadero y definitivo. Dios va preparando los elementos que darán vida al momento culminante de la historia de la salvación. La acción de Dios dentro de la historia humana se va desarrollando para incluir en ella la historia salvífica. ¿Estamos descubriendo el paso de Dios por nuestras vidas? ¿Cómo nos estamos preparando para aceptar con realidad la venida del reino verdadero?

No hay comentarios:

Publicar un comentario