jueves, 16 de junio de 2011

Lectura del Día

Primera Lectura

Lectura de la segunda carta

a los corintios 11:1-11

•11 1 ¡Ojalá me aguantaran algunas tonterías! ¡Claro que las aguantan! 2 Estoy celoso de ustedes, y son celos de Dios, pues los he ofrecido a Cristo como una joven virgen a la que yo he desposado con el único esposo. 3 Y mi temor es que la serpiente que sedujo a Eva con astucia, podría también pervertirles la mente a ustedes, para que dejen de ser sinceros con Cristo.
4 Ahora vienen a predicarles a otro Jesús, no como se lo predicamos, y les proponen un espíritu diferente del que recibieron, y un evangelio diferente del que abrazaron. ¡Y lo aceptan sin dificultad!
5 Sin embargo, no creo ser inferior en nada a esos superapóstoles. 6 ¿Que mi oratoria deja mucho que desear? Tal vez; pero no mi conocimiento, como se lo he probado ya de mil maneras y en cualquier asunto.
•7¿No habrá sido mi pecado el haberme rebajado para que ustedes crecieran? Yo les he entregado el Evangelio sin cobrarles nada. 8 A otras Iglesias despojé, recibiendo de ellas el sustento para servirlos a ustedes. 9 Cuando me encontraba entre ustedes y estuve necesitado, no molesté a nadie, sino que los hermanos venidos de Macedonia me dieron lo necesario. Me cuidé de ser un peso para ustedes, y todavía me cuidaré: 10 ahí está mi desafío, y se lo digo por la verdad de Cristo que está en mí, nadie en la tierra de Acaya me igualará en este punto.
11 ¿Por qué? ¿Acaso porque no los amo? ¡Dios lo sabe!

Palabra de Dios.

Te alabamos, Señor.

Salmo Responsorial

Salmo 111: 1 - 4, 7 - 8
1 ¡Aleluya! Doy gracias a Yahveh de todo corazón, en el consejo de los justos y en la comunidad.
2 Grandes son las obras de Yahveh, meditadas por los que en ellas se complacen.
3 Esplendor y majestad su obra, su justicia por siempre permanece.
4 De sus maravillas ha dejado un memorial. ¡Clemente y compasivo Yahveh!
7 Verdad y justicia, las obras de sus manos, leales todas sus ordenanzas,
8 afirmadas para siempre jamás, ejecutadas con verdad y rectitud.

Evangelio

Lectura del santo Evangelio

segun Mateo 6:7-15

7 Cuando pidan a Dios, no imiten a los paganos con sus letanías interminables: ellos creen que un bombardeo de palabras hará que se los oiga. 8 No hagan como ellos, pues antes de que ustedes pidan, su Padre ya sabe lo que necesitan.
• EL PADRENUESTRO
9 Ustedes, pues, recen así:
Padre nuestro, que estás en el Cielo,
santificado sea tu Nombre,
10 venga tu Reino,
hágase tu voluntad
así en la tierra como en el Cielo.
11 Danos hoy el pan que nos corresponde;
12 y perdona nuestras deudas,
como también nosotros perdonamos
a nuestros deudores;
13 y no nos dejes caer en la tentación,
sino líbranos del Maligno.
14 Porque si ustedes perdonan a los hombres sus ofensas, también el Padre celestial les perdonará a ustedes. 15 Pero si ustedes no perdonan a los demás, tampoco el Padre les perdonará a ustedes.

Palabra de Dios.

Te alabamos, Señor.

Reflexión

Mateo pone el Padrenuestro en contraste con la oración de los paganos, llamada despectivamente "palabrería" por la acumulación de largas y tediosas fórmulas mágicas en que se amontonaban los epítetos de Dios. Mateo destaca, en cambio, de una manera positiva, el Padrenuestro como una oración breve.

El Padrenuestro no es una simple oración a pesar de ser tan breve; es una síntesis de todo lo que Jesús vivió y sintió a propósito de Dios, del mundo y de sus discípulos. En torno a estos temas giran las siete peticiones en las que Mateo construyó la oración.

Frente a un mundo que prescinde de Dios, Jesús propone como primera petición, como ideal supremo del discípulo, el deseo de la gloria de Dios: "santificado sea tu Nombre". Esta primera petición esta orientada en la línea profética que sitúa a Dios por encima de todo, exalta su majestad y desea que se proclame su gloria.

Ante un mundo donde predomina el odio, la violencia, la crueldad, que a menudo nos desencanta con la injusticia, Jesús pide que se instaure el Reino de Dios, el reino de la justicia, el amor y la paz. Recoge en esta petición el tema clave de su mensaje, el Reino de Dios que se instaurará en la tierra como en el cielo.

Como tercer centro de interés de la oración, aparece la comunidad. Ese pequeño grupo de seguidores de Jesús, que necesita, día tras día el pan, el perdón, la ayuda de Dios para mantenerse firme. Peticiones que podemos hacer como individuos, pero que están concebidas por Jesús de forma comunitaria, y así es como adquieren toda su riqueza. Cuando se recuerdan los fallos de los discípulos, su incapacidad de comprender el mensaje de Jesús, sus envidias y recelos, adquiere mayor sentido la petición de que "perdone nuestras ofensas". Y, sobre todo, pensando en la experiencia de la entrega de la propia vida por la causa de Jesús, se pide "no caer en la tentación" y "ser librado del Maligno".

La oración del Padrenuestro es una invitación para establecer con Dios-Padre una relación de confianza e intimidad desde una dimensión comunitaria (Padre nuestro) y en una disposición constante de perdón. Desde esta dimensión, los cristianos estamos llamados a construir espacios de oración que reflejen el compromiso de construir el Reino de Dios, donde El es el Padre de todos, nosotros somos sus hijos y los hijos son hermanos que viven en comunidad y fraternidad.

No hay comentarios:

Publicar un comentario