miércoles, 4 de mayo de 2011

Lectura del día

Primera Lectura

Lectura del libro de los Hechos

de los Apóstoles (5:17-26)


Entonces se levantó el Sumo Sacerdote, y todos los suyos, los de la secta de los saduceos, y llenos de envidia,


echaron mano a los apóstoles y les metieron en la cárcel pública.


Pero el Angel del Señor, por la noche, abrió las puertas de la prisión, les sacó y les dijo:


«Id, presentaos en el Templo y decid al pueblo todo lo referente a esta Vida


Obedecieron, y al amanecer entraron en el Templo y se pusieron a enseñar. Llegó el Sumo Sacerdote con los suyos, convocaron el Sanedrín y todo el Senado de los hijos de Israel, y enviaron a buscarlos a la cárcel.


Cuando llegaron allí los alguaciles, no los encontraron en la prisión; y volvieron a darles cuenta


y les dijeron: «Hemos hallado la cárcel cuidadosamente cerrada y los guardias firmes ante las puertas; pero cuando abrimos, no encontramos a nadie dentro


Cuando oyeron esto, tanto el jefe de la guardia del Templo como los sumos sacerdotes se preguntaban perplejos qué podía significar aquello.


Se presentó entonces uno que les dijo: «Mirad, los hombres que pusisteis en prisión están en el Templo y enseñan al pueblo


Entonces el jefe de la guardia marchó con los alguaciles y les trajo, pero sin violencia, porque tenían miedo de que el pueblo les apedrease.

Palabra de Dios.

Te alabamos, Señor.

Salmo Responsorial Salmo 33

Bendeciré a Yahveh en todo tiempo, sin cesar en mi boca su alabanza;

en Yahveh mi alma se gloría, ¡óiganlo los humildes y se alegren!

Engrandeced conmigo a Yahveh, ensalcemos su nombre todos juntos.

He buscado a Yahveh, y me ha respondido: me ha librado de todos mis temores.

Los que miran hacia él, refulgirán: no habrá sonrojo en su semblante.

Cuando el pobre grita, Yahveh oye, y le salva de todas sus angustias.

Acampa el ángel de Yahveh en torno a los que le temen y los libra.

Gustad y ved qué bueno es Yahveh, dichoso el hombre que se cobija en él.

Evangelio

Lectura del santo Evangelio

según san Juan (3, 16-21)

Gloria a ti, Señor.

Porque tanto amó Dios al mundo que dio a su Hijo único, para que todo el que crea en él no perezca, sino que tenga vida eterna.


Porque Dios no ha enviado a su Hijo al mundo para juzgar al mundo, sino para que el mundo se salve por él.


El que creee en él, no es juzgado; pero el que no cree, ya está juzgado, porque no ha creído en el Nombre del Hijo único de Dios.


Y el juicio está en que vino la luz al mundo, y los hombres amaron más las tinieblas que la luz, porque sus obras eran malas.


Pues todo el que obra el mal aborrece la luz y no va a la luz, para que no sean censuradas sus obras.


Pero el que obra la verdad, va a la luz, para que quede de manifiesto que sus obras están hechas según Dios

Palabra del Señor.

Gloria a ti, Señor Jesús.


Reflexión

El verdadero plan de Dios, su verdadera voluntad manifestada en su Hijo es la vida, la salvación. Desgraciadamente, el concepto de la “entrega” de su Hijo al mundo no ha tenido la mejor de las interpretaciones en la historia de la teología y deL estudio bíblico. El evangelista quiere decir que el proyecto del amor de Dios ha llegado a su plenitud en el momento en que ha donado al mundo a su propio Hijo, no para juzgar ni condenar, sino para que el mundo, viendo en él las obras de Padre, pueda encontrar el verdadero y justo camino de la realización y pueda llegar así a una plenitud de vida.

Dios no entregó a su Hijo para que muriera por el mundo; estaríamos hablando de un padre cruel. Se trata del máximo gesto de donación y de la mayor oportunidad para conocer a Dios tal cual es: amor, misericordia, bondad.

No siempre los planes de Dios son comprendidos y asumidos por la humanidad. El proyecto de Dios, desde siempre encontró y sigue encontrando contradictores y opositores; sin embargo, no por eso hay que abandonar la misión confiada por Dios a través de su Hijo.

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