viernes, 18 de marzo de 2011

Primera Lectura

Lectura del libro del profeta

Ezequiel (18, 21-28)

Esto dice el Señor: “Si el pecador se arrepiente de los pecados cometidos, guarda mis preceptos y practica la rectitud y la justicia, ciertamente vivirá y no morirá; no me acordaré de los delitos que cometió; vivirá a causa de la justicia que practicó. ¿Acaso quiero yo la muerte del pecador, dice el Señor, y no más bien queenmiende su conducta y viva?

Si el justo se aparta de su justicia y comete maldad, no se recordará la justicia que hizo. Por la iniquidad que perpetró, por el pecado que cometió, morirá. Y sidice: No es justo el proceder del Señor’, escucha, casa de Israel: ¿Conque es injusto mi proceder? ¿No es más bien el proceder de ustedes el injusto? Cuando eljusto se aparta de su justicia, comete la maldad y muere; muere por la maldad que cometió. Cuando el pecador se arrepiente del mal que hizo y practica larectitud y la justicia, él mismo salva su vida. Si recapacita y se aparta de los delitos cometidos, ciertamente vivirá y no morirá”.

Palabra de Dios.

Te alabamos, Señor.



Salmo Responsorial Salmo 129

Perdónanos, Señor,

y viviremos.

Desde el abismo de mis pecados clamo a ti; Señor, escucha mi clamor; que estén atentos tus oídos a mi voz suplicante.

Perdónanos, Señor,

y viviremos.

Si conservaras el recuerdo de las culpas, ¿quién habría, Señor, que se salvara? Pero de ti procede el perdón, por eso con amor te veneramos.

Perdónanos, Señor,

y viviremos.

Confío en el Señor, mi alma espera y confía en su palabra; mi alma aguarda al Señor, mucho más que a la aurora el centinela.

Perdónanos, Señor,

y viviremos.

Como aguarda a la aurora el centinela, aguarde Israel al Señor, porque del Señor viene la misericordia y la abundancia de la redención, y él redimirá a su pueblo de todas sus iniquidades.

Perdónanos, Señor, y viviremos.



Evangelio

Lectura del santo Evangelio

según san Mateo (5, 20-26)

Gloria a ti, Señor.

En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: “Les aseguro que si su justicia no es mayor que la de los escribas y fariseos, ciertamente no entrarán ustedes en elReino de los cielos.

Han oído ustedes que se dijo a los antiguos: No matarás y el que mate será llevado ante el tribunal. Pero yo les digo: Todo el que se enoje con su hermano, serállevado también ante el tribunal; el que insulte a su hermano, será llevado ante el tribunal supremo, y el que lo desprecie, será llevado al fuego del lugar de castigo.

Por lo tanto, si cuando vas a poner tu ofrenda sobre el altar, te acuerdas allí mismo de que tu hermano tiene alguna queja contra ti, deja tu ofrenda junto al altar yve primero a reconciliarte con tu hermano, y vuelve luego a presentar tu ofrenda.

Arréglate pronto con tu adversario, mientras vas con él por el camino; no sea que te entregue al juez, el juez al policía y te metan a la cárcel. Te aseguro que nosaldrás de ahí hasta que hayas pagado el último centavo”.

Palabra del Señor.

Gloria a ti, Señor Jesús.




Reflexión




El Reino es gratis, pero no rebajado. Si, cuando oímos hablar sobre la gratuidad del Reino, creímos que nos libraríamos del esfuerzo, nos equivocamos. Si creímos que la Ley era exigente e importante y el evangelio una baratija, nos equivocamos. El reino es gratis y jamás lo mereceremos, pero exige todo el esfuerzo que brota de un corazón que ama, con generosidad y alegría. Donde otros ponen esfuerzos por buscar méritos, éxito o dinero, los discípulos de Jesús pondremos doble esfuerzo por “urgencia retributiva”. Donde otros se esfuercen solamente por cumplir, los discípulos de Jesús pondremos en activo todas nuestras fuerzas para amar, ya que Dios está llamando desde el hermano a ser tratado sin enojo, ni rencilla, sin envidia ni competición. Ésa es la radicalidad del Reino, yugo suave que el amor hace ligero. Y, por si esto fuera poco, Jesús añade la enseñanza de reconciliarnos con el hermano ofendido antes de presentar la ofrenda en el altar. El perdón es mucho más que una experiencia religiosa, es una experiencia profundamente humana y liberadora, que ayuda a madurar, a crecer en la conciencia de nuestros límites y a liberar nuestras potencialidades para amar.

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