Lectura del libro del profeta
Daniel (9, 4-10)
En aquellos días, imploré al Señor, mi Dios, y le hice esta confesión: “Señor Dios, grande y temible, que guardas la alianza y el amor a los que te aman y observan tusmandamientos. Nosotros hemos pecado, hemos cometido iniquidades, hemos sido malos, nos hemos rebelado y nos hemos apartado de tus mandamientos y de tus normas. Nohemos hecho caso a los profetas, tus siervos, que hablaban a nuestros reyes, a nuestros príncipes, a nuestros padres y a todo el pueblo.
Tuya es, Señor, la justicia, y nuestra la vergüenza en el rostro, que ahora soportan los hombres de Judá, los habitantes de Jerusalén y de todo Israel, próximos y lejanos, en todoslos países donde tú los dispersaste, a causa de las infidelidades que cometieron contra ti.
Señor, la vergüenza es nuestra, de nuestros reyes, de nuestros príncipes y de nuestros padres, porque hemos pecado contra ti.
De nuestro Dios, en cambio, es el tener misericordia y perdonar, aunque nos hemos rebelado contra él, y al no seguir las leyes que él nos había dado por medio de sus siervos, losprofetas, no hemos obedecido su voz”.
Palabra de Dios.
Te alabamos, Señor.
Salmo Responsorial Salmo 78
No nos trates, Señor, como
merecen nuestros pecados.
No recuerdes, Señor, contra nosotros las culpas de nuestros padres. Que tu amor venga pronto a socorrernos, porque estamos totalmente abatidos.
No nos trates, Señor, como
merecen nuestros pecados.
Para que sepan quién eres, socórrenos, Dios y salvador nuestro. Para que sepan quién eres, sálvanos y perdona nuestros pecados.
No nos trates, Señor, como
merecen nuestros pecados.
Que lleguen hasta ti los gemidos del cautivo; con tu brazo poderoso salva a los condenados a muerte. Y nosotros, pueblo tuyo y ovejas de tu rebaño, te daremosgracias siempre y de generación en generación te alabaremos.
No nos trates, Señor, como
merecen nuestros pecados.
Evangelio
† Lectura del santo Evangelio
según san Lucas (6, 36-38)
Gloria a ti, Señor.
En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: “Sean misericordiosos, como su Padre es misericordioso. No juzguen y no serán juzgados; no condenen y no serán condenados;perdonen y serán perdonados.
Den y se les dará:
recibirán una medida buena, bien sacudida, apretada y rebosante en los pliegues de su túnica. Porque con la misma medida con que midan, serán medidos”.
Palabra del Señor.
Gloria a ti, Señor Jesús.
Reflexión
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