martes, 15 de marzo de 2011

Lectura del día

Primera Lectura

Lectura del libro del profeta

Isaías (55, 10-11)

Esto dice el Señor: “Como bajan del cielo la lluvia y la nieve y no vuelven allá, sino después de empapar la tierra, de fecundarla y hacerla germinar, a fin de que semilla para sembrar y pan para comer, así será la palabra que sale de mi boca: no volverá a sin resultado, sino que hará mi voluntad y cumplirá su misión”.

Palabra de Dios.

Te alabamos, Señor.



Salmo Responsorial Salmo 33

El Señor libra al justo de todas sus angustias.

Proclamemos la grandeza del Señor y alabemos todos juntos su poder. Cuando acudí al Señor, me hizo caso y me libró de todos mis temores.

El Señor libra al justo de todas sus angustias.

Confía en el Señor y saltarás de gusto, jamás te sentirás decepcionado, porque el Señor escucha el clamor de los pobres y los libra de todas sus angustias.

El Señor libra al justo de todas sus angustias.

Los ojos del Señor cuidan al justo y a su clamor están atentos sus oídos. Contra el malvado, en cambio, está el Señor, para borrar de la tierra su recuerdo.

El Señor libra al justo de todas sus angustias.

Escucha el Señor al hombre justo y lo libra de todas sus congojas. El Señor no está lejos de sus fieles y levanta a las almas abatidas.

El Señor libra al justo de todas sus angustias.



Evangelio

Lectura del santo Evangelio

según san Mateo (6, 7-15)

Gloria a ti, Señor.

En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: “Cuando ustedes hagan oración no hablen mucho, como los paganos, que se imaginan que a fuerza de muchohablar, serán escuchados. No los imiten, porque el Padre sabe lo que les hace falta, antes de que se lo pidan. Ustedes, pues, oren así:

Padre nuestro, que estás en el cielo, santificado sea tu nombre, venga tu Reino, hágase tu voluntad en la tierra como en el cielo. Danos hoy nuestro pan de cadadía, perdona nuestras ofensas, como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden; no nos dejes caer en tentación y líbranos del mal.

Si ustedes perdonan las faltas a los hombres, también a ustedes los perdonará el Padre celestial. Pero si ustedes no perdonan a los hombres, tampoco el Padreles perdonará a ustedes sus faltas”.

Palabra del Señor.

Gloria a ti, Señor Jesús.



Reflexión

La oración que educa para el Reino. El Padrenuestro no lo podemos rezar en toda su profundidad si no es dentro de una comunidad de hermanos y hermanas, en la que se experimenta a Dios como Padre-Madre de todos. La verdad del evangelio consiste esencialmente en una nueva práctica de hermandad, de comunión de mesa, de bienes y de vida. Eso es lo que experimentamos cuando estamos en nuestras pequeñas comunidades fraternas y solidarias. Allí se viven las nuevas relaciones de igualdad y se van superando los antivalores que esclavizan. Es allí donde mejor resuenan las palabras de la oración que nos enseñó Jesús: Padre nuestro, Madre nuestra. Padre y Madre de todos los que nos reconocemos con la misma dignidad, igualdad y derechos; donde nadie es discriminado, donde nadie queda fuera, donde nadie es más que los otros. Todos somos servidores, hijos e hijas del mismo Padre del cielo, que dio los bienes de la tierra para que todo el mundo tenga cada día el pan que necesita. ¿Qué le está faltando a nuestra Iglesia…, que el Padre nuestro no resuena como denuncia de la injusticia en que vivimos?

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