miércoles, 25 de agosto de 2010

Lectura del dia

Primera Lectura
Lectura de la segunda carta
del apóstol san Pablo a los
tesalonicenses (3, 6-10. 16-18)


Hermanos: Les mando, en nombre del Señor Jesucristo, que se aparten de todo hermano que viva ociosamente y no según la enseñanza que de mí recibieron. Ya saben cómo deben vivir para imitar mi ejemplo, puesto que, cuando estuve entre ustedes, supe ganarme la vida y no dependí de nadie para comer; antes bien, de día y de noche trabajé hasta agotarme para no serles gravoso. Y no porque no tuviera yo derecho a pedirles el sustento, sino para darles un ejemplo que imitar. Así, cuando estaba entre ustedes, les decía una y otra vez: “El que no quiera trabajar, que no coma”.

Que el Señor de la paz les conceda su paz siempre y en todo. Que el Señor esté con todos ustedes. Este saludo es de mi puño y letra. Así firmo yo, Pablo, en todas mis cartas; esta es mi letra. Que la gracia de nuestro Señor Jesucristo esté con todos ustedes.

Palabra de Dios.
Te alabamos, Señor.


Salmo Responsorial Salmo 127

Dichoso el que teme al Señor.

Dichoso el que teme al Señor y sigue sus caminos: comerá del fruto de su trabajo, será dichoso, le irá bien.

Dichoso el que teme al Señor.

Esta es la bendición del hombre que teme al Señor: “Que el Señor te bendiga desde Sión, que veas la prosperidad de Jerusalén todos los días de tu vida”.

Dichoso el que teme al Señor.

Evangelio
† Lectura del santo Evangelio
según san Mateo (23, 27-32)
Gloria a ti, Señor.

En aquel tiempo, Jesús dijo a los escribas y fariseos:

“¡Ay de ustedes, escribas y fariseos hipócritas, porque son semejantes a sepulcros blanqueados, que por fuera parecen hermosos, pero por dentro están llenos de huesos y podredumbre! Así también ustedes: por fuera parecen justos, pero por dentro están llenos de hipocresía y de maldad.

¡Ay de ustedes, escribas y fariseos hipócritas, porque les construyen sepulcros a los profetas y adornan las tumbas de los justos, y dicen: ‘Si hubiéramos vivido en tiempo de nuestros padres, nosotros no habríamos sido cómplices de ellos en el asesinato de los profetas’! Con esto ustedes están reconociendo que son hijos de los asesinos de los profetas. ¡Terminen, pues, de hacer lo que sus padres comenzaron!”

Palabra del Señor.
Gloria a ti, Señor Jesús.

Reflexión

Una nueva manifestación del conflicto entre los fariseos y Jesús es presentada en el evangelio de hoy. Vuelve la crítica de fondo a los fanáticos proclamadores del cumplimiento de la ley; ellos, como sepulcros blanqueados, están llenos de corrupción y podredumbre. Por otra parte las comunidades cristianas de aquel tiempo sufrían una dura persecución por parte de las instituciones judías, que veían en el cristianismo una amenaza para la legitimidad de sus aparatos de dominio.

Al proclamar que Jesús es el Mesías, el enviado, se estaba relativizando el absolutismo de las grandes instituciones, como el Templo, la ley, el culto y el mismo sanedrín. El proyecto de Jesús constituía una novedosa alternativa, que ponía en el centro la dignidad de la persona, amada y preferida por Dios. Esa vida estaba por encima de toda ley, lo que quiere decir que la confrontación entre Jesús y la ley va mucho más allá de un asunto de obediencia; se trata de un asunto ético, en que la discusión central está en el lugar que ocupa la vida humana.

Hoy nos enfrentamos múltiples instituciones que a nombre de los intereses del pueblo resultan quitando la vida del pueblo. Hoy más que nunca estamos urgidos de voces proféticas que se levantan y claman por la paz, la justicia y la solidaridad, en un mundo que se ahoga, paradojalmente, entre la complejidad de las leyes creadas para eso.

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