sábado, 2 de julio de 2011

Lectura del Día


Primera Lectura

Génesis 27: 1 - 5, 15 - 29
1 Como hubiese envejecido Isaac, y no viese ya por tener debilitados sus ojos, llamó a Esaú, su hijo mayor: ¡Hijo mío!» El cual le respondió: «Aquí estoy.»
2 «Mira, dijo, me he hecho viejo e ignoro el día de mi muerte.
3 Así pues, toma tus saetas, tu aljaba y tu arco, sal al campo y me cazas alguna pieza.
4 Luego me haces un guiso suculento, como a mí me gusta, y me lo traes para que lo coma, a fin de que mi alma te bendiga antes que me muera.»
5 - Ahora bien, Rebeca estaba escuchando la conversación de Isaac con su hijo Esaú. - Esaú se fue al campo a cazar alguna pieza para el padre,
15 Después tomó Rebeca ropas de Esaú, su hijo mayor, las más preciosas que tenía en casa, y vistió a Jacob, su hijo pequeño.
16 Luego, con las pieles de los cabritos le cubrió las manos y la parte lampiña del cuello,
17 y puso el guiso y el pan que había hecho en las manos de su hijo Jacob.
18 Este entró a donde su padre, y dijo: «¡Padre!» El respondió: «Aquí estoy; ¿quién eres, hijo?»
19 Jacob dijo a su padre: «Soy tu primogénito Esaú. He hecho como dijiste, Anda, levántate, siéntate, y come de mi caza, para que me bendiga tu alma.»
20 Dice Isaac a su hijo: «¡Qué listo has andado en hallarla, hijo!» - Respondió: «Sí; es que Yahveh, tu Dios, me la puso delante.»
21 Dice Isaac a Jacob: «Acércate, que te palpe, hijo, a ver si realmente eres o no mi hijo Esaú.»
22 Acercóse Jacob a su padre Isaac, el cual le palpó y dijo: «La voz es la de Jacob, pero las manos son las manos de Esaú.»
23 Y no le reconoció, porque sus manos estaban velludas, como las de su hermano Esaú. Y se dispuso a bendecirle.
24 Dijo, pues: «¿Eres tú realmente mi hijo Esaú?» Respondió: «El mismo.»
25 Dijo entonces: «acércamelo, que coma de la caza, hijo, para que te bendiga mi alma.» Acercóle, y comió; le trajo también vino, y bebió.
26 Dícele su padre Isaac: «Acércate y bésame, hijo.»
27 El se acercó y le besó, y al aspirar Isaac el aroma de sus ropas, le bendijo diciendo: «Mira, el aroma de mi hijo como el aroma de un campo, que ha bendecido Yahveh.
28 ¡Pues que Dios te dé el rocío del cielo y la grosura de la tierra, mucho trigo y mosto!
29 Sírvante pueblos, adórente naciones, sé señor de tus hermanos y adórente los hijos de tu madre. ¡Quien te maldijere, maldito sea, y quien te bendijere, sea bendito!»

Palabra de Dios.

Te alabamos, Señor.

Salmo Responsorial

Salmo 135: 1 - 6
1 ¡Aleluya! Alabad el nombre de Yahveh, alabad, servidores de Yahveh,
2 que servís en la Casa de Yahveh, en los atrios de la Casa del Dios nuestro.
3 Alabad a Yahveh, porque es bueno Yahveh, salmodiad a su nombre, que es amable.
4 Pues Yahveh se ha elegido a Jacob, a Israel, como su propiedad.
5 Bien sé yo que es grande Yahveh, nuestro Señor más que todos los dioses.
6

Todo cuanto agrada a Yahveh, lo hace en el cielo y en la tierra, en los mares y en todos los abismos.

Evangelio

Lectura del santo Evangelio

según san Lucas (2, 41-51)

Gloria a ti, Señor.

Los padres de Jesús solían ir cada año a Jerusalén para las festividades de la Pascua.

Cuando el niño cumplió doce años, fueron a la fiesta, según la costumbre. Pasados aquellos días, se volvieron; pero el niño Jesús se quedó en Jerusalén,sin que sus padres lo supieran.Creyendo que iba en la caravana, hicieron un día de camino; entonces lo buscaron, y al no encontrarlo, regresaron a Jerusalén en su busca.

Al tercer día lo encontraron en el templo, sentado en medio de los doctores, escuchándolos y haciéndoles preguntas. Todos los que lo oían se admiraban de su inteligencia y de sus respuestas. Al verlo, sus padres se quedaron atónitos y su madre le dijo: “Hijo mío, ¿por qué te has portado así con nosotros? Tu padre y yo te hemos estado buscando llenos de angustia”.

El les respondió: “¿Por qué me andaban buscando? ¿No sabían que debo ocuparme en las cosas de mi Padre?” Ellos no entendieron la respuesta que les dio. Entonces volvió con ellos a Nazaret y siguió sujeto a su autoridad. Su madre conservaba en su corazón todas aquellas cosas.

Palabra del Señor.

Gloria a ti, Señor Jesús.

Reflexión

El evangelio de hoy es una verdadera joya literaria con un sentido profundo: Se reivindica la completa libertad de acción de vida de Jesús y se muestra a María como la mujer toda ella corazón. Aunque en su mente no entiende muchas cosas, ella ama, espera y cree. Se muestra, de hecho, abierta al acontecer de Dios en su vida y se deja sorprender por la vida de su hijo. Esto habla de su fina sensibilidad y de su capacidad de ubicación con respecto al proyecto de Jesús: Ser la primera discípula. La invitación de este pasaje evangélico es sencilla, pero exigente: Recuperar la capacidad de sorpresa, de admiración ante la voluntad divina. Esto, lejos de ser una irrupción de Dios, es un aceptar inteligente que exige un reconocer la limitación ante el misterio y una respuesta sincera a la propuesta de sus muchos caminos. De la pregunta humana, hecha por entender los designios divinos, viene la respuesta elocuente de Dios que habla y se revela en las situaciones y contradicciones de la vida.

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