viernes, 12 de marzo de 2010


= Viernes 12 de Marzo, 2010
Tercer Viernes de Cuaresma
Yo soy tu Dios, escúchame


Primera Lectura
Lectura del libro del profeta
Oseas (14, 2-10)
Esto dice el Señor Dios:
“Israel, conviértete al Señor,‑Dios tuyo, pues tu maldad te ha‑hecho sucumbir. Arrepiéntanse‑y acérquense al Señor para‑decirle: ‘Perdona todas nuestras‑maldades, acepta nuestro‑arrepentimiento sincero, que‑solemnemente te prometemos.‑Ya no nos salvará Asiria, ya no‑confiaremos en nuestro ejército,‑ni volveremos a llamar “dios‑nuestro” a las obras de nuestras‑manos, pues sólo en ti encuentra‑piedad el huérfano’.
Yo perdonaré sus infidelidades,‑dice el Señor; los amaré aunque‑no lo merezcan, porque mi‑cólera se ha apartado de ellos.‑Seré para Israel como rocío;‑mi pueblo florecerá como el‑lirio, hundirá profundamente‑sus raíces, como el álamo, y‑sus renuevos se propagarán;‑su esplendor será como el del‑olivo y tendrá la fragancia de los‑cedros del Líbano.
Volverán a vivir bajo mi‑sombra, cultivarán los trigales y‑las viñas, que serán tan famosas‑como las del Líbano. Ya nada‑tendrá que ver Efraín con los‑ídolos.
Yo te he castigado,‑pero yo también te voy a‑restaurar, pues soy como‑un ciprés, siempre verde,‑y gracias a mí, tú das frutos.‑Quien sea sabio,‑que comprenda estas cosas‑y quien sea prudente, que las‑conozca. Los mandamientos‑del Señor son rectos y los justos‑los cumplen; los pecadores,‑en cambio, tropiezan en ellos‑y caen”.
Palabra de Dios.
Te alabamos, Señor.

Salmo Responsorial Salmo 80
Yo soy tu Dios, escúchame.
Oyó Israel palabras nunca‑oídas: “He quitado la carga de‑tus hombros y el pesado canasto‑de tus manos. Clamaste en la‑aflicción y te libré.
Yo soy tu Dios, escúchame.
Te respondí, oculto entre los‑truenos, y te probé en Meribá,‑junto a la fuente. Escucha,‑pueblo mío, mi advertencia.‑¡Israel, si quisieras escucharme!
Yo soy tu Dios, escúchame.
No tendrás otro Dios, fuera‑de mí, ni adorarás a dioses‑extranjeros, porque yo el Señor,‑soy el Dios tuyo, que te sacó de‑Egipto, tu destierro.
Yo soy tu Dios, escúchame.
¡Ojalá que mi pueblo me‑escuchara y cumpliera Israel mis‑mandamientos! Comería de lo‑mejor de mi trigo y yo lo saciaría‑con miel silvestre”.
Yo soy tu Dios, escúchame.

Evangelio
† Lectura del santo Evangelio
según san Marcos (12, 28-34)
Gloria a ti, Señor.
En aquel tiempo, uno de los‑escribas se acercó a Jesús y le‑preguntó: “¿Cuál es el primero‑de todos los mandamientos?”
Jesús le respondió: “El primero‑es: Escucha, Israel: El Señor,‑nuestro Dios, es el único Señor;‑amarás al Señor, tu Dios, con‑todo tu corazón, con toda tu‑alma, con toda tu mente y con‑todas tus fuerzas. El segundo‑es éste: Amarás a tu prójimo‑como a ti mismo. No hay ningún‑mandamiento mayor que éstos”.
El escriba replicó: “Muy bien,‑Maestro. Tienes razón, cuando‑dices que el Señor es único y‑que no hay otro fuera de él, y‑amarlo con todo el corazón,‑con toda el alma, con todas‑las fuerzas, y amar al prójimo como a uno mismo, vale más que todos los holocaustos y sacrificios”. Jesús, viendo
que había hablado muy‑sensatamente, le dijo: “No estás‑lejos del Reino de Dios”. Y ya‑nadie se atrevió a hacerle más‑preguntas.
Palabra del Señor.
Gloria a ti, Señor Jesús.

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